+18, violencia, romance, desamor y síndrome de Estocolmo.
¿Que pasará con la vida de Marinette?.
Una azabache emancipada de 18 años, luego de ser secuestrada juntó a otra chica por el famoso diseñador Gabriel Agreste.
Llevada a su mansión en Londres...
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Félix:
Observó por segunda vez mi reflejo frente al espejo del baño para cerciorarme qué mi cabello está bien peinado, acomodó mejor mi corbata y una vez que me siento listo para salir abandonó mi habitación.
Después de haber pasado una semana entera sin ver a papá, está noche finalmente tendremos la dicha de cenar con él. Así que sin más apresuró el paso al imaginar que probablemente ya se encuentra abajo.
- ¡Oye Fel! - Me llama Adrien en cuánto nos topamos a mediación de la escalera - Quédate quieto un segundo.
Sin ganas hago lo que me pide justo cuando me encuentro en el mismo escalón que él, enseguida mi hermano se inclina frente a mí y me observa fijamente, desordena rápidamente sus cabellos mientras su lengua sobre sale por la comisura de sus labios.
Ante su acción pongo los ojos en blanco, no me causa la menor gracias que haga de cuenta cómo si estuviera frente a un espejo, decidido retomó mi andar seguido por él.
- ¿Crees que papá ya haya llegado? - Me pregunta con entusiasmo, yo sólo lo observó por el rabillo del ojo mientras permanezco en silencio por unos segundos.
- No lo se pero espero que sí - Finalmente digo sin cambiar el rigor con el que me dirijo.
- Sabes una cosa, estoy sumamente excitado - Me limitó a responder y me dispongo a escuchar que otra tontería saldrá de su boca - Ya que papá regreso de su viaje sabes lo que eso significa ¿No?.
<Hasta la duda es estúpida, pero claro que losé>.
- Mhm ¿Qué hay con eso?.
- Pues qué si está misma noche trae consigo algunas nenas para que las juzguemos antes de enviarlas con Gustav, no me importaría en absoluto intercambiar a las que ya tenemos por un par de bellezas nuevas.
Está vez su comentario me hace perder la paciencia así que no dudo ni por un segundo en darle un leve golpe en la cabeza.
- ¿¡No son suficientes para ti los problemas en los que me haz metido ya!?.
- ¡Oye sólo bromeaba! - Responde mi gemelo en su defensa a la vez que soba la zona afectada.
Apesar de ello, trató de convencerme internamente de que está situación no debe afectarme, después de todo no deseó estar enojado durante la tan esperada cena.
- Sólo cierra la boca Adrien - Respondo dejando en claro que no quiero seguir escuchando una palabra proveniente de él.
Por fortuna mi hermano por primera vez en su vida parece entender lo que digo, puesto que guarda silencio y permanece de ese modo hasta que llegamos al comedor.
