🥀Capítulo 38🥀

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🥀N/Yo:

Su respiración estaba agitada.

Sus manos se aferraban al barandal en el cuál su cuerpo recargaba.

Mientras sus orbes seguían con atención cada uno de los movimientos de la chica.

Quién desde qué entró llamando su atención, a la vez qué pronunciaba su verdadero nombre, logró crear un caos en el interior de la azabache.

[ Ella sabe quién soy, me descubrió, sabía qué era una estúpida idea haber asistido a la cena ] Sus pensamientos agobiaban a Marinette tras cada pasó que daba la castaña acercandose hacía ella.

Tragó saliva e intentando no tartamudear, se convencía a si misma de qué debía decir algo antes de que sus mismas acciones la delataran a un más de lo qué ya hacían.

- ¿Qué? - Si pudiera abofetearse a si misma, en ese momento lo hubiera hecho.

Trás contestar algo tan absurdo en aquél instante, se maldecia internamente.

Sus ojos se apretaron con fuerza deseando que aquéllo no estuviera pasando.

Cuando finalmemte volvió a abrirlos para esperar encontrar a la castaña justo frente a ella se percató de qué no fue así.

Se quedo inmutada unos segundos intentando procesar lo qué había ocurrido.

¿Lo imaginó? ¿Estaba delirando?.

Su mente estaba siendo un completo enredo en esos momentos, pero estaba segura de qué no lo suficiente cómo para volverse loca.

Soltó un suspiró y giró su rostro, encontrando sobre su hombro izquierdo a Madisson recargada en el barandal, viendo cabizbaja hacía el jardín de la mansión.

Una vez más su presencia la sorprendio, dio un pequeño salto en su lugar a la vez qué dejaba escapar un chillido.

Lo cuál extraño a la Meier.

- Perdón no quise asustarte, no erá mi intención - Mencionó mientras le miraba de reojo.

Madisson suspiró brevemente y volvió la vista hacía el frente.

Su mirada permanecía perdida, cómo si su mente estuviera en cualquier otro sitio menos en ese.

Desde que había terminado la cena Madisson tenía intenciones de salir al balcón, quería distraerse unos instantes de su dolor de cabeza, su novio.

Y a un que no quisiera hablar con nadie, en ese momento debía hacer la excepción.

La chica se vio obligada a sonreír y fingir cómo si nada estuviera ocurriendo realmente, todo porqué no contaba con qué la azabache estuviera en ese mismo lugar.

- Des-descuida, am puedo preguntar ¿A qué vino el nombre que mencionaste? - Cuestionó Marinette llamando así su atención.

Ambos pares de orbes azules se veían fijamente, muy atentas a sus facciones.

- Nada, bueno, es sólo qué hace un tiempo Félix lo mencionó mientras estaba dormido, se qué es de una chica más no tengo idea de si pueda tratarse de alguien con quién me este siendo infiel - Sus labios se apretaron y desvió la mirada hacía otro lado.

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