war of hearts ━kaz brekker. ✓

vi. de rodillas

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CAPÍTULO SEIS
DE RODILLAS.
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—STASIAJ...—KAZ SE QUEDÓ MUDO, mirándola con los ojos entrecerrados.—No lo haré... no puedo suplicar.

—Supongo entonces, que no me necesitas tanto, bastardo.—respondió Stasiaj, sentándose en su tocador y cruzando las piernas mientras se aplicaba labial rojo oscuro en los labios, sonriendo salvajemente. Ella se saldría con la suya.

Stasiaj siempre se salía con la suya.

—Bien. Stasi...—Kaz comenzó, pero fue interrumpido por la chica.

—De rodillas, bastardo.—Kaz se tensó, la ira crecía en su rostro mientras le gruñía.

—¡Serpiente!

—De rodillas, bastardo, y suplica. Si quieres mi ayuda, este es el costo. Tan simple como eso.—ella respondió y Kaz pareció sopesar cuánto la necesitaba en la misión, llegando a la conclusión de que, lamentablemente, ella era una parte fundamental de sus planes, planes por los que cayó de rodillas.

Una sonrisa creció en los labios de Stasiaj mientras esperaba a que él hablara.

—Por favor, Stasiaj.—dijo con los dientes apretados, sin hacer contacto visual con ella mientras sus mejillas se sonrojaban por la vergüenza. Stasiaj disfrutó de eso, porque ella no podía avergonzarlo divulgando sus secretos, ya que él tenía información que ella quería y dinero, por lo que esto sería suficiente.—Lamento haberte dejado inconsciente y atarte. Por favor ven a la Corte de Hielo con nosotros. No lo volveré a hacer.

—Buen chico.—respondió Stasiaj, pasando junto a él para sacar el cuchillo de la puerta.—Estamos a mano.

—Si.—Kaz miró hacia arriba, dudoso de tomar la mano que le ofrecía. Con las suyas cubiertas de cuero, le permitió ayudarlo a ponerse de pie. A pesar de la hostilidad entre ellos, Kaz y Stasiaj se conocían desde hacía años y hasta cierto punto, confiaban en que el otro no los mataría.—¿Vendrás?

—Si. Date la vuelta.—Kaz hizo lo que dijo, escuchándola comenzar a cambiarse mientras esperaba a que ella hablara una vez más.—¿Por qué me necesitas?

—¿Tienes un barco?

—Puedo conseguirte uno, si.—respondió Stasiaj, esperando a que Kaz le diera más detalles.—¿Asumiré que quieres una tripulación?

—Si.—él contestó. Stasiaj asintió, apretándose el vestido y arrojándose un chal encima.—¿Cuándo estarán listos?

Stasiaj simplemente levantó un dedo, abrió la puerta y silbó. Un guardia apareció momentos después.

—Prepara un barco y una tripulación. Tienes seis horas y les dices a mis víboras que necesito que estén en alerta máxima, ¿entiendes? Cualquier cosa que pase, incluso un susurro, quiero saberlo.

—Si, señora.—el guardia inclinó la cabeza y salió corriendo mientras Stasiaj lo veía irse con los ojos entrecerrados antes de volver su mirada hacia Kaz, que ajustaba sus guantes.

—¿Crees va a funcionar?—ella preguntó y Kaz asintió.

—Si.

—¿Estas seguro? Porque no quiero quedar como una tonta por tu culpa.—Stasiaj dijo.—¿Que hay de nosotros? ¿Estamos bien ahora o vas a dejarme inconsciente de nuevo.

—No, nunca más.—Kaz sonó sincero.—Y estoy seguro de eso, Serpiente.

—Espero que tengas razón, Hombre Cuervo.—sonrió Stasiaj y Kaz finalmente se relajó al ver su sonrisa. Podía manejar a Stasiaj y sus emociones cuando ella estaba así, pero cuando se enojaba le era imposible descubrir qué haría.—De lo contrario, tendré que hacerte viajar al infierno y darte un poco de sentido común.

—Estarías rompiendo las reglas.—recordó Kaz, una sonrisa se formó en su rostro mientras Stasiaj entrecerraba los ojos.

—Por eso lo haría con tu estúpido bastón. Ahora, deja de sonreír, es raro.

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—¿Por qué siento que todo va a salir mal?—Stasiaj murmuró, apoyándose en su propio barco mientras esperaba a que los Cuervos llegaran.—Juro que si me engañan, los perseguiré para siempre.

—Señora, todo está a bordo.—escuchó la voz de uno de un hombre. Stasiaj se estremeció al pensar en el viaje por mar que tenía delante. Le estaba rezando a todos los dioses que el viaje fuera tranquilo y silencioso, de lo contrario, iba a a pasarlo muy mal.—¿Qué haremos?

—Prepárese par navegar, Capitán.—murmuró Stasiaj.—Nos iremos en cualquier momento.

Entonces, un sonido de una explosión se escuchó y Stasiaj arqueó una ceja.

—¿Señora...?

—No te preocupes, el bastardo está siendo demasiado dramático.—Stasiaj hizo a un lado su preocupación y se subió al barco mientras esperaba a que apareciera alguien. Minutos después, Jesper y Wylan Van Eck aparecieron frente a ella.—Buenas noches, chicos. Preciosa noche para hacer un viaje, ¿no?

—Stasiaj...—Jesper se detuvo, sin saber qué hacer.

—Suban al bote, chicos.—Wylan no necesitó que se lo dijeran dos veces, pasó a toda velocidad al lado de Stasiaj, que tomó una pisto en sus manos y miró a Jesper.—¿Vas a subir o no?

—Uh... ¿n-no?—Jesper tartamudeó mientras observaba a Stasiaj colocar balas en la cámara de su arma.

—¿Sigues ahí, Jesper?—esas fueron todas las palabras necesarias para que Jesper regresara corriendo a la pelea, mientras Stasiaj esperaba que algo sucediera. Un grupo de hombres aparecieron en el muelle y Jesper comenzó a dispararles; Stasiaj no podía distinguir quienes eran.—¡Entonces los dejaré, chicos, que se diviertan! No destruyan mi barco.

Desapareció de la cabina, asegurándose de que tripulación estuviera configurando todo correctamente, preparando el barco para zarpar. Golpes, estallidos y otros sonidos vinieron del exterior. Con suerte, los Cuervos estaban ganando.

—¡Serpiente, vete!—Stasiaj escuchó la voz de Kaz por encima del ruido, haciendo un gesto para que la tripulación despegara mientras ella abandonaba la cabina y se dirigía a la cubierta principal para verificar que todos estuvieran bien.

Kaz estaba parado en el medio, respirando con dificultad mientras sostenía a Inej en sus brazos, que sangraba de forma abundante. Stasiaj entrecerró los ojos, mirando al Hombre Cuervo de arriba abajo mientras se veía en su rostro que sufría por su pierna mala.

—¿Dónde está Nina?

—En la cubierta, reparando...—Stasiaj sintió una chispa saltar en su corazón al ver a Kaz, pero lo ignoró cuando el hombre intentó alejarse.

—No sea estúpido, Hombre Cuervo.—espetó Stasiaj, antes de hacerle un gesto a Jesper.—Lleva a Inej con Nina. Dile que es urgente.

—Puedo hacerlo.—gruñó Kaz, mientras Stasiaj lo fulminaba con la mirada.

—Jesper, ahora. Ignora sus ladridos.

—Si... si, señora...—tartamudeó Jesper, agarrando el cuerpo de Inej y corriendo hacia la cubierta mientras Kaz volvía su mirada oscura hacia Stasiaj, quién lo ignoró.

—No tenías derecho...

—Estás cojeando, bastardo.—le recordó ella, entregándole su bastón.—No seas tonto. Te necesito vivo para pagarme, ¿recuerdas? Así que deja de hacer estupideces.

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