war of hearts ━kaz brekker. ✓

xxxvii. hermano

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CAPÍTULO TREINTA Y SIETE
HERMANO.
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STASIAJ YAHONTOV YA NO SABÍA QUIÉN ERA. Ella no era Anastasiaj Lantsov y nunca lo había sido. Ella no era la Serpiente de Ketterdam, ya que no había previsto la traición de Kaz, y Stasiaj Yahontov era una chica tonta que se había enamorado del bastardo del Barril bajo la idea de que sería diferente. Que podía amarla.

¿Cómo pudo ser tan tonta al pensar que Kaz alguna vez sería capaz de enamorarse de alguien? Tal vez se había abierto a ella, pero todo había sido un medio para un fin para él. Él nunca la había amado, solo engañó su cerebro para que pensara que la hizo descubrir sus secretos y manipularlos en algo para su beneficio. Debió haberlo visto venir.

El agua le salpicaba la piel mientras Stasiaj se hundía en la bañera y se pasaba una mano por el cabello rubio. Cada vez que miraba alrededor de la habitación, recordaba a Kaz, cuando la ayudó con Hardy, cuando hablaba con ella por las noches mientras separaban su trabajo por separado, cuando discutían como un viejo matrimonio. ¿Todo había sido una mentira?

Rápidamente, la chica comenzó a limpiar su cuerpo, decidida a dejar de pensar en el chico.

―¿Stasiaj?―se escuchó un golpe en la puerta; la voz de Ivarn llegó a sus oídos.―Accedieron a venir aquí. Acaban de enviar a Celia a buscarlo.

―Gracias cariño.―todo se quedó en silencio, hasta que Stasiaj volvió a escuchar la voz del adolescente.

―¿Estás bien?

―Estoy bien.―resopló Stasiaj, saliendo del baño y envolviéndose en la toalla. Deseaba que no le preguntaran eso, la hacía peor.―¿Por qué?

―Simplemente ya no pareces feliz.―respondió Ivarn, mientras Stasiaj abría la puerta apoyándose contra el marco para hablar con el chico.―Algo pasó con Kaz.

―No pasó nada con Kaz. Acabamos de terminar el final de nuestro trato comercial, esto es todo.―ella contestó, pero Ivarn no parecía convencido. Stasiaj alborotó su cabello oscuro.―Y eso no es asunto tuyo de todos modos. Envíalos al comedor cuando lleguen, bajaré.

―Si, Stasiaj.―él sonrió y ella le pellizcó la mejilla antes de darle un empujón lejos de ella. Desapareció abajo cuando Stasiaj cerró la puerta. Ella dejó su caer su sonrisa. ¿Nadie entendía que no quería hablar del Bastardo del Barril?

Sacudiendo la cabeza, Stasiaj sacó otro de sus vestidos oscuros del armario y se lo puso rápidamente mientras revisaba su complexión en el espejo, observando las cicatrices que la rodaban cuando se movía.

―¿Necesitas ayuda?―la suave voz de la chica Suli se escuchó a través de la habitación. Stasiaj se puso rígida.

―Fuera, Inej.―murmuró Stasiaj, sin molestarse en mirar a la chica mientras se ajustaba el vestido y lo ataba.―No lo volveré a pedir de forma amable.