6.

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- ¡No tenías ningún derecho de venir hasta Nashville, Lex! - una chica de vestido blanco salió gritando del bar y atrás de ella iba un tipo de estatura media siguiéndola.
                     
- ¡Eres mi novia, Jennie! - el chico estaba evidentemente exaltado, ya que al pasar por donde yo estaba me golpeó y nisiquiera se inmutó de mi presencia - ¡Tenía el derecho!
                     
- ¡Terminamos hace una semana!
                     
- ¡Por su puesto que no, nadie termina a un Schneider! - tomó a la chica de una de sus muñecas y la jaló con brusquedad hacia él, yo solo levanté una ceja - Escúchame, maldita sea. No puedes simplemente irte y venir a esta ciudad de mierda, ¡te pedí matrimonio!
                     
- Suéltame, imbécil. - se quejó - Me estás lastimando. - ella tenía una mueca no muy agradable, al parecer realmente la estaba lastimando.
                     
Y ahora venía mi dilema, ¿debería defender a la chica o continuar recargada en la pared observando cómo la lástima aquel neandertal?
                     
Opción A, ayudarla.
Opción B, observar.
                     
Interesante. ¿Cuáles podrían ser los resultados de ambas opciones? Veamos, si solo me limito a observar, puede que la chica la pasé muy mal. Igual no tarda mucho en llegar John y Phill y pueden golpear al ex novio ardido por ser rechazado y dejarlo deforme por tratar así a una dama.
                     
Ahora, si decido ayudarla puedo matar dos pájaros de un tiró. Recupero mi buen Karma el cual perdí al no ayudar a la chica del gas pimienta cuando la tiré y me desquitó con el amigo agresivo. ¿Por qué desquitarme? Fácil, descargaría mi frustración de mal noche en el y conseguiría un extra aparte de sentirme mejor. La chica.
                     
Maldita sea, sí.
                     
Llámenme pervertida, pero aquel vestido le asentaba bien en todos los sentidos. Sus curvas eran exquisitas a la vista, y esas piernas, uh, esas piernas eran perfectas.
                     
Decisión tomada.
                     
- ¡Lex, basta! - sollozaba, al idiota no le bastaba con lastimar su muñeca, al parecer también tenía pensado sobrepasarse con lo que pensaba que era suyo - ¡Por favor!
                     
- ¡Calla- ... - puño número uno en acción
                     
¡Boom! Justo en la quijada.
Excelente movimiento, Rosé.
Mi profesor de Systema estaría orgulloso de mí si pudiera haber visto ese golpe. Quizá debería hablarle. ¿Mi compañía de celular me permitirá llamar hasta Rusia?
                     
- Ouch... - el quejido de animal a medio morir me sacó de mi divagación
                     
- Hey, ¿qué tal, amigo? - saludé observándolo en el suelo - Sabes, no he podido evitar observar todo esto... - patada en las costillas, vamos por el combo - Y me estaba preguntando... ¿no te enseñaron a tratar a las mujeres? - tres patadas rápidas más a sus costillas adoloridas, vamos bien.
                     
- ¿Quién diablos eres? - preguntó mientras lo levantaba para dejarlo de pie.
                     
- Nadie importante. - puño número dos al frente
                     
- ¡Maldita sea! - gritó de dolor.
                     
- Sólo alguien que defiende a una damisela en apuros. - me encogí de hombros y luego voltee a ver a la chica - Hola, soy Rosé. - le guiñé un ojo y volví mi atención a mi nuevo sacó de box ignorando la mirada de sorpresa de la bella chica de curvas exquisitas.
                     
- ¡No coquetees con mi novia! - al parecer tenía un poco de energía para dar un poco de pelea - ¡Estúpida!
                     
- Puedes hacerlo mejor, schnauzer. - esquivé su golpe y le dí otro puñetazo
                     
- Es Schneider... - contestó evidentemente irritado por confundir su apellido con una raza de perros - Métete en tus propios asuntos, zorra.
                     
- ¿Ese es tu mejor insulto? Vamos, no esperas que me ofenda con eso cuando he escuchado cosas peores. - está era una de las razones por las cuales amaba haber viajado mucho; conocía hasta insultos en alemán y eran definitivamente más agresivos que un simple "zorra" - Ahora, por favor, continuemos.
                     
- Ja, toma eso. - dijo cuando logró darme un puñetazo, y tenía que admitirlo, me sorprendió, no creí que golpeará tan bien, creo que se me movieron algunos nervios de la cabeza ¿eso era posible? - Eso te enseñará a no meterte en donde no te incumbe. - soltó otro golpe contra mi hermoso rostro.
                     
- ¿Eso es todo? - lo sé, posiblemente estaba tentando a mi suerte al saber que esta vez el tenía ventaja, pero a veces solía salirme con la mía y ganaba en este tipo de conflictos - Vamos, dame tu mejor golpe.
                     
Lamentablemente no contaba con que el último golpe que me daría iba a ser con un tubo. ¿De dónde diablos sacó un tubo? ¿Por qué contra mi rostro?
                     
Ni la mejor disciplina marcial de cualquier cultura pudo prevenirme contra eso.
                     
Estúpida, estúpida Rosé.
                     
Sí, definitivamente estúpida.

Su último golpe fue un nocaut.
                     
El amigo mitad perro 1 - Rosé 0.

it girl [chaennie]Where stories live. Discover now