8.

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Mis días de recuperación pasaron más rápido de lo que pensé y en menos de un abrir y cerrar de ojos ya estaba nuevamente con mi rutina diaria.
               
El enorme moretón que tenía en mi rostro ahora estaba con una tonalidad verdosa y amarilla, lo cual significaba que ya estaba pronto a desaparecer, pero aún así no dude ni un segundo en usar maquillaje para ocultarlo.
                   
Ann había sido la de la idea del maquillaje ya que no quería que Luca me viera en ese estado y llegase a ser una mala influencia para él. Al principio llegué a sentirme ofendida cuando me pidió aquello, pero luego de una charla mental conmigo misma terminé aceptando que ella tenía razón.
                 
Volver al trabajo fue una cosa gratificante ya que eso significaba que podía fumar tranquila y relajarme un rato tocando con los chicos, sin embargo también fue un dolor en el culo tener que soportar al imbécil de Jackson molestándote con preguntas que en realidad no tenía intención de contestarle.
                     
En mi segundo día de trabajo luego de mis vacaciones de recuperación, Sander se encargó de informarme que mi horario en el bar había sido cambiado y que ahora podía llegar a la hora que yo quisiera para ensayar, bajo la única condición de que llegase puntual al horario nocturno establecido.
                   
- ¿Te quedas? - preguntó Markus.
                 
El día de hoy había sido un poco pesado, no porque tocar y aprenderse canciones fuera difícil, más bien por el calor infernal que hacía dentro del bar ya que se había descompuesto el aire acondicionado.
                     
- Sí, necesito aprenderme bien este cambio de nota, es un poco fastidioso. - respondí - ¿Irán a Kubs? - asintió
                     
- ¿Nos alcanzas ahí?
                     
- No creo. - se encogió de hombros ante mi respuesta y después camino hacia la salida dejándome sola.
                     
Me estiré para alcanzar mi mochila y saqué una libreta y un lapicero. Algo había llegado a mi mente mientras estábamos ensayando y necesitaba escribirlo antes de que desapareciera.
                     
Habían ocasiones en las que la inspiración me llegaba en los momentos más inesperados, y por ello siempre cargaba esta pequeña libreta que me había comprado en Estocolmo, ya que ahí guardaba mis pensamientos inesperados y los convertía en pequeños versos que al final formaban canciones. Canciones que por cierto, nunca saldrían de ahí.
                     
Quince minutos después cerré mi cuaderno y comencé a rasgar en mi guitarra unas cuantas notas mientras lo que había escrito viajaba por mí mente para buscar la tonalidad perfecta. Cerré mis ojos dejándome llevar por la música que estaba formando a través de las notas que emanaba mi guitarra.
               
- Hola. - abrí los ojos lentamente y me topé con la chica de las curvas exquisitas mirándome con una sonrisa.
                     
- Hey, mira a quién tenemos aquí. - recargué uno de mis brazos en la guitarra y apoyé mi barbilla para mirarla mejor - ¿Qué haces por aquí, nena? - pregunté mientras la observaba de los pies a la cabeza sin vergüenza alguna.
                   
Traía puesto unos jeans de mezclilla junto con una blusa tan blanca que alcanzaba a transparentar un brasier del mismo color. Su cabello estaba suelto y revuelto pero aún así daba la impresión de haber sido peinado con anterioridad. Estaba malditamente preciosa.
                     
- Vine a dejar unas cosas y te ví tocando un poco. - contestó nerviosa luego de aclarar su garganta para que dejase de mirarla.
                     
- ¿Y entonces decidiste venir a saludar?
                 
- Algo así. - sonreí - ¿Tocas aquí?
                   
- Oh, no lo sé. - respondí sarcástica señalando la guitarra en mis piernas y el escenario detrás de mi - Quizá, puede ser, a lo mejor. ¿Y si vienes en la noche para averiguarlo? - alcé mis cejas acompañadas de una sonrisa coqueta.
                   
- ¿Eso significa que sí tocas aquí? - preguntó confundida y no puede evitar soltar una carcajada ante su poco reconocimiento del sarcasmo y ella se sonrojo a más no poder - Hmmm, entonces... ¿cómo estás?
                     
- Sí, toco aquí. - admití - Y estoy bien, he sobrevivido a cosas peores que al ataque de tu ex, nena, no te preocupes.
                     
- Bien... - volteó en dirección a la puerta - Debo irme. Adiós, Chaeyoung.
                     
- Adiós. - le guiñé un ojo y después me permití observarla caminar hasta la salida mientras me mordida mi labio inferior.
                     
Esa chica debía ser considerada un pecado, no podía simplemente ser tan sexy. Y maldición, aquella manera de caminar era mortal para quien la viera. Sus caderas se movían con una sensualidad inusual.
                     
- No puedo creerlo. - volteé con el ceño fruncido hasta dar con el dueño de la voz, quien me miraba con enojo - Ni se te ocurra acercarte a ella, Park.
                 
- ¿Disculpa?
                     
- Me escuchaste bien. Alejate de ella.
                     
- ¿Por qué habría de hacerlo? - me levanté con cuidado del suelo y coloqué mi guitarra en su funda.
                     
- ¡Sólo alejate de ella! - gritó
                     
- ¿Y tengo que hacer eso solo porque tú me lo estás exigiendo? Discúlpame que te lo diga, Jackson, pero estás siendo ridículo. - colgué mi mochila en la espalda y baje del escenario con mi guitarra en mano.
                     
- Ella no es lesbiana, mantente lejos. Es mía, ¿comprendes? - alcé una ceja.
                     
- Las personas no son objetos como para tener dueño, tómalo en cuenta. - reí al oírlo bufar y continúe con mi camino hacia la salida pero antes de salir por completo del bar una idea cruzó por mí mente y sonreí maliciosamente - ¡Oye, Jackson!
                    
- ¿Qué?
                     
- Cualquier mujer es por lo menos un poco lesbiana. No lo dudes nunca, amigo. - me enseñó su dedo corazón - Madura, por favor. - susurré para mí misma cuando por fin salí por completo del bar.

- - - -
                     
Caí rendida sobre mi cama, no podía creer lo perversa que podría llegar a ser Ann cada que alguien en la casa decía "estoy aburrido/a". A veces llegaba a creer que Ann y Marco consideraban que Lisa y yo éramos unas niñas a las cuales aún podían mandar a hacer labores hogareñas
                   
- Me duele todo. - observé cómo Lisa se quejaba mientras entraba a mi habitación y se recostaba a un lado mío - Creo que voy a morir, Chaeng.
                     
- Nada de esto estaría pasando si supieras mantener tu boca cerrada, Lalisa. - nadie la había mandado a decir aquella frase de sentencia.
                     
- Olvidé por completo que eso era un tabú.
                     
- ¡Hemos limpiado toda la casa!
                     
- Necesitamos una ama de llaves... - murmuró - ¿Me odias?
                     
- Mucho.
                 
- Lo siento.
                     
- Cállate, déjame odiarte en silencio.
                   
- Bien. - nos quedamos en silencio por unos segundos, en los cuales me permití cerrar los ojos con la intención de descansar un rato - Chaeng...
                     
- ¿Hmmm?
                     
- ¿Aún me odias? - asentí - ¿Y ahora? - preguntó nuevamente segundos después y volví a asentir - ¿Ya dejaste de odiarme?
                    
- No, cállate.

it girl [chaennie]Where stories live. Discover now