20.

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Me dejé caer en el suelo y apoyé mi espalda contra mi cama observando como mi habitación estaba hecha un desorden total. El armario estaba vacío frente a mi y una gran cantidad de ropa yacía sobre el piso y mi cama.
                     
Antes de regresar del hospital le había mandado un mensaje a Jennie diciéndole que nos viéramos en NuktaPlaza - uno de los antros más tranquilos de la ciudad - a las ocho de la noche. La pelinegra había aceptado al instante y todo iba de maravilla hasta que me preguntó si la loca del gas pimienta podía acompañarnos en nuestra salida como amigas a lo cual le respondí amable - pero decepcionada por dentro - que por su puesto que podía llevar a su amiga siempre y cuando no le hiciera daño a mis bellos ojos, lo cual por cierto la hizo ponerme emojis de risa. Otra cosa que también dijo en nuestra pequeña charla de mensajes instantáneos fue que yo también podía llevar una amiga o un amigo, el problema es que mi única amiga era Joy, pero esa mujer estaba completa y totalmente loca así que quedaba absolutamente descartada como acompañante. Mi segunda opción era Lisa, el problema no era ninguno, ella simplemente me ignoró cuando le planteé la idea, así que en un momento de desesperación iba a llamarle a Markus para que fingiera ser mi amigo pero justo cuando estaba por marcar su número ví a lo lejos al dentista de Luca y se me ocurrió la gran idea de invitarlo.
                     
Al principio el dentista pensó que lo estaba invitando a salir, pero luego de aclararle que me van más del tipo femeninas, él aceptó. Intercambiamos números y le mandé toda la información al respecto de la salida. Algo muy interesante que descubrí fue que tiene un interés romántico por la loca del gas pimienta desde que la conoció hace tres años atrás en casa de los Kim en la fiesta de cumpleaños de Sehun, el hermano de Jennie.
                     
Lo gracioso en todo este asunto era que había invitado a un conocido de Jennie a hacerse pasar como un amigo íntimo a cambio de ayudarlo a conquistar a la morena ardiente.
                 
Pero dejando todo ese embrollo de lado; justo ahora tenía un problema, y no de esos problemas diminutos que pueden solucionarse en un dos por tres, más bien un problema gigantesco que necesitaba ser resuelto con la ayuda de una profesional.
                     
- ¡Lisa! - grité a todo pulmón con la esperanza de que la rubia alcanzará a oír mi gritó hasta la planta baja, y así fue ya que apareció segundos después.
                     
- ¡Chaeyoung! - gritó cuando entró.
                     
- Necesito tu ayuda, es de vida o muerte, ¿comprendes? - asintió - Invite a salir esta noche a una chica que solo quiere mi amistad, pero realmente quiero verme más guapa e irresistible de lo que ya soy para que se dé cuenta que aunque haya terminado con su novio el perro yo valgo la pena. - expliqué rápidamente - Así que quiero que me ayudes a escoger mi atuendo de esta noche porque realmente quiero que muera por mí.
                     
- ¿Por eso vas a salir? - miró mi habitación unos segundos - Hiciste un desastre horrible, Chaeng. Y todo por una chica, ¿por qué no me comentaste que ibas a una cita está noche?
                     
- Traté de explicarte cuando te invite para que me acompañaras pero me ignoraste como una tonta adolescente hormonal porque estabas entretenida viendo crepúsculo. - le recordé
               
- ¡Es una película increíble! - gritó ofendida - ¿Y así quieres mi ayuda? ¿Tachandome de adolescente con problemas de hormonas por culpa del guapísimo vampiro Edward Cullen?
                     
- Lisa, lo eres.
                     
- ¡No soy una adolescente!
                     
- Pero si eres hormonal por culpa del ridículo vampiro ese. - me levanté del suelo y comencé a recoger algunas prendas de ropa del suelo para ponerlas en mi cama - ¿Me ayudarás o no? Fácilmente puedo hablarle a la agradable señorita que tenemos por vecina que tanto te agrada.
                     
- ¡Ni loca! - comenzó a buscar entre mi desorden algo que le llamara la atención - Oh dios, con esto te verías estupenda, Chaeng. Mira, combina con los skinny jeans negros de ahí.
                     
- ¿Crees que las botas van a juego?
                     
- Absolutamente.
                     
- Espera aquí, voy a cambiarme. - le quité la blusa gris de tirantes que sostenía junto con el suéter del mismo color y los skinny jeans para después meterme al baño y cambiarme de la manera más rápida que nunca antes había hecho - ¿Qué tal, uh? - pregunté cuando salí ya vestida.
                   
- Hmmmm. - llevó una de sus manos a su barbilla analizandome de pies a cabeza - Date la vuelta. - lo hice - Maldición, Chaeng.
                     
- ¿Qué, qué pasa? ¿Me veo mal? - caminé hasta donde estaba el espejo y ví mi reflejo en busca de algo malo en mi vestimenta - ¿Se me ve feo este suéter de la parte de atrás? ¡Lisa, habla! - le grité desesperada
                     
- ¿Fea la parte trasera? Eres como mi hermana pero maldita sea, chica. - caminó alrededor de mi - Tienes un trasero de infarto con esos pantalones, vas a matar a esa mujer.
                   
- Eres una estúpida, me asustaste.
                     
- Ponte las botas, anda. - me tiró unos calcetines a la cara - ¿A dónde dices que irán?
                     
- Al NuktaPlaza. - abrió la boca sorprendida - Te dije que me acompañaras y preferiste a la burla de los vampiros.
                     
- ¡Me hubieras dicho desde el principio que ibas al NuktaPlaza! Sabes muy bien que quiero ir pero nunca he tenido la oportunidad.
                     
- Muy tarde, ya conseguí a alguien más, pero puedes invitar a la vecina. - le guiñé el ojo luego de soltar aquel comentario a propósito ganandome un golpe en el hombro - ¡Maldición, Lis! - me quejé
                     
- Pudrete, Chaeng.
                     
- ¿Me prestas tu auto?
                     
- Já, ni loca.
                 
- Lisa, por favor. - supliqué - Por favor, por favor, por favor, y te juro que lavo los trastes por ti dos semanas seguidas.
                     
- Tres semanas.
                     
- Dos y media.
                     
- Cuatro semanas.
                     
- ¡Lisa! - se cruzó de brazos - Está bien, está bien, tres semanas.
                     
- Mejor un mes.
                 
- No abuses Lalisa. - la golpeé.
                     
- Chaeyoung. - se quejó - Eres una salvaje, te recuerdo que mientras tú te la pasabas haciendo deportes por todo el mundo yo estaba aquí en mi casa ejercitando mi mandíbula y aumentando mi peso por estar comiendo palomitas mientras veía películas. No soy tan resistente a los golpes como tú.
                     
- No seas llorona, anda ya, prestame tu auto y lo de los trastes será por tres semanas. - negó - ¿No? ¿Por qué no?
                     
- Un mes o nada.
                     
- ¡Lisa!

it girl [chaennie]Where stories live. Discover now