9.

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Iba por el sexto capítulo de la tercera temporada de una de mis series favoritas cuando escuché mi teléfono sonar. Pause el capítulo y me estiré para alcanzar mi celular que yacía cerca de mis pies. Al desbloquearlo me topé con el nombre de Joy en mis notificaciones.

De: Lady Joy. 5:30 :
Paul tiene fiesta en su
departamento, ¿vienes?

Rodé los ojos al leer el mensaje. En verdad no entendía cómo esta mujer se la pasaba de fiesta en fiesta tomando y fumando como si su vida dependiera de ello y todavía tuviera energía para despertarse todas las mañanas de buen humor para salir a correr diez kilómetros diarios.

Decidí ignorarla y continue viendo mi serie, pero de nuevo sonó mi celular.

De: Lady Joy. 5:39 :
Es de mala educación
dejar en visto a las personas.
Perra.

De: Lady Joy, 5:42 :
¡Roseeeeeeé!

De: Lady Joy. 5:43 :
Vamos, te hace falta
una fiesta, y las de Paul
siempre son geniales.

Para: Lady Joy. 5:43 :
Gracias, pero no gracias.

Para: Lady Joy. 5:44 :
No quiero emborracharme
de nuevo, y si voy lo más
seguro es que lo haga.

Bloqueé mi teléfono luego de ponerlo en silencio y lo tiré contra la pequeña montaña de ropa que había en una esquina de mi recamara. Cuando entré estaba a punto de ponerle play de nuevo a la serie, dos golpes contra mi puerta se hicieron presentes.

- ¿Quién? - pregunté y la puerta se abrió un poco dejando ver la cabeza de Marco - ¿Pasa algo?

- Ann quiere saber si puedes acompañarla a su consulta con el doctor. - me dejé caer de espaldas contra mi cama y suspiré pasando mis manos por mi rostro con cuidado de no lastimarme

- ¿A qué hora es su consulta? - pregunté

- A las seis y media, puedes conducir tú. - ofreció sonriente sabiendo que no me negaría - ¿Entonces?

- Bien. Dile que en unos minutos bajo, tengo que cambiarme. - asintió

No es que no quisiera acompañarla, de hecho ya lo había hecho una vez anteriormente, sin embargo esta tarde tenía planeado terminar de ver toda la serie completa y al parecer eso ya no iba a ser posible.

Cambié todo mi atuendo de relajación por ropa un poco más decente. Unos jeans negros y una playera blanca, acompañados de unas botas beige, simple pero casual.

- Vámonos. - dije alegremente cuando llegué a la sala - ¿Irás tú también, bicho? - Luca asintió

- Me toca cita con el dentista.

- Excelente, sabes que siempre hay que mantener la boca limpia, nunca sabes cuándo puedes llegar a besar a una chica linda. - le guiñé el ojo pero Joy me pegó en el hombro - ¿Qué? ¿Dije algo malo? - pregunté riendo.

- Nada de besos hasta los treinta.

- Tu mamá es muy aburrida. - murmuré

- Park Chaeyoung - alcé las manos en rendición ante la mirada de reproche de Ann - Vamos, vamos, ya es tarde.

- Llegamos en diez, suban. - abrí la puerta del copiloto y la de atrás para que se subieran los dos Manoban - Cinturones por favor. - pedí tan pronto como me subí al auto - Siguiente parada, el hospital.

- - - -

- ¿Cuánto tiempo puede tardar tu madre en una consulta rutinaria? - le pregunté frustrada a Luca que yacía a mi lado con la misma cara de aburrimiento que la mía.

- Lisa dice que cuando yo nací mi mamá iba a una consulta de rutina... - se quedó callado un momento con el ceño fruncido y de repente me miró con los ojos abiertos - ¿Voy a tener un hermanito?

- Tranquilo, viejo. No creo que tus padres estén en edad de darte otro hermano. - chequé la hora en mi teléfono y me percate que faltaban diez minutos para la cita de Luca con el dentista - Mierda, debemos irnos o cancelaran tu cita con el dentista.

- ¿Y mamá?

- Le enviaré un mensaje, de todas formas vienes al dentista aquí ¿no? - el asintió - Excelente, vamos. - tomé su pequeña mano y comencé a correr en busca del departamento de odontología del hospital mientras que escribía con mi mano libre un mensaje para Ann indicándole donde estaríamos.

En el camino nos regañaron tres enfermeras y cinco guardias, al parecer esta prohibido correr en el hospital. En un pequeño pueblo de India a comparación de Estados Unidos si pude correr en el hospital, e incluso tocar con mi guitarra y cantar a todo pulmón sin que me dijeran nada.

- ¡Llegamos! - grité al ver el letrero que decía Odontología en letras blancas - Misión cumplida, bicho.

- ¡Sí! - chocó los cinco conmigo

- Buenas noches. - dije tan pronto como llegué hasta donde estaba la recepcionista entregándole la tarjeta de citas con una sonrisa que ignoró al instante.

- Luca Manoban ¿Correcto? - preguntó

- Sí.

- Tienes una limpieza bucal hoy y dentro de una semana la agenda indica que inicias el tratamiento de ortodoncia. ¿Correcto? - preguntó está vez dirigiéndose al pequeño Luca quien miraba a la recepcionista con timidez - ¿Correcto? - repitió malhumorada

- Es correcto. - afirmé yo, aunque en realidad no tenía ni la más mínima idea que Luca iniciaría un tratamiento dental, quizá más tarde le preguntaría a Milika sobre eso.

- Consultorio 6, Dr. Park.

- ¿Ya debemos pasar?

- Obviamente.

- Perdón. - dije irritada, definitivamente la recepcionista necesitaba un cigarro para calmar su malhumor un rato - Vamos, Luca. - volví a tomarlo de la mano para encaminarnos por aquel pasillo largo que tenía puertas con números enormes en medio - ¿Qué número dijo la amargada?

- Seis, Chaeng. - asentí

Toqué dos veces y cuando iba por el tercer golpe la puerta​ se abrió mostrando a un hombre de estatura media que sonreía viéndonos.

- Adelante.

¿Ya comenté algo sobre el enorme miedo que le tengo a los dentistas? ¿No? Bueno, soy una mujer de ventiocho años que le teme a las personas con bata blanca que tienden a revisar la boca de los demás. ¿Por qué? Me ponen nerviosa, aún no logro explicar la razón, pero realmente me pone la piel de gallina cuando escucho aquel sonido característico de un tipo taladro, o cuando veo las pequeñas agujas que te insertan en las encías, o aquellas pinzas con las que jalan tus dientes sin piedad.

De repente mi respiración comenzó a hacerse más rápida y mi cara de volvió roja del esfuerzo.

- ¿Se encuentra usted bien? - el doctor me miraba fijamente al igual que Luca, ambos parecían preocupados

- Necesito un poco de aire. - dije rápidamente - ¿P-p-puedo dejarlo aquí un momento? - pregunté.

- Claro, no hay problema. ¿Te molesta que tu hermana no esté aquí por unos minutos? - Luca me miró unos segundos más y luego negó, agradecí en silencio solo moviendo mis labios y luego salí hecha una bala del consultorio, realmente necesitaba aire o un cigarrillo por lo que no le tomé importancia a lo que dijo el doctor.

Cuando salí del consultorio visualicé la salida de emergencia más cercana y sin importarme que me regañaran una vez más salí corriendo hacia aquel lugar que me brindaría aire fresco y un poco de humo a mis pulmones para relajarme, pero lo que no contaba era con meter la pata nuevamente y chocar con alguien.

it girl [chaennie]Where stories live. Discover now