Epílogo.

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Años más tarde.

Me desperté al oír el sonido de la puerta que estaba al otro lado del pasillo y sonreí volviendo a acomodarme en la cama para fingir estar dormida, como siempre. Escuché como la puerta de la habitación se abría y pequeños pasos se hacían presentes. La cama se sumió levemente y entonces un pequeño peso se situó en mi hombro.

- Mami, mami, despierta. - su dulce voz se hizo presente y tuve que reprimir mis ganas de sonreír - Mami, es mi último día de escuela, despierta.

- ¡Suni! - se escuchó la voz de mi esposa al otro lado de la habitación

- ¡Estoy con mami! - gritó la pequeña pelinegra de bellos ojos gatunos.

- Park Suni, ¿qué te dije sobre despertar a tu madre? - entreabrí mis ojos lentamente y visualice a mi esposa con las manos en la cintura viendo a nuestra hija con diversión.

- Pero me gusta despertarla.

- Lo sé, mi vida, pero ayer mamá llegó muy tarde del trabajo y necesita descansar, ven, vamos a desayunar que te he hecho panqueques. - escuché el gritó de felicidad de mi hija y sentí como el peso desaparecía de mi cuerpo, después abrí los ojos y ví como mis dos mujeres favoritas salían de la habitación dejándome sola.

Me levanté un poco de la cama recargando mi espalda en el cabecero y suspiré. Amaba levantarme de esta forma. Suni venía todo el tiempo en las mañanas a tratar de levantarme pero Jennie siempre la reprendía diciéndole que me dejara dormir.

Lo que no sabía mi esposa era que yo siempre estaba despierta cuando nuestra pequeña aparecía, y quizá debería decírselo para que dejase de regañarla, pero un secretito no le haría daño a nadie.

Salí finalmente de la cama y tomé una ducha rápida y luego de cambiarme y secar mi pelo bajé a la cocina.

Jennie estaba sirviendo un poco de miel en los panqueques de Suni mientras que sostenía con otra mano a nuestra pequeña bolita de arroz.

Liss, nombre que había decidido la egocéntrica de Lisa, había nacido hace ya seis meses un cinco de agosto cuando yo estaba a punto de tomar un avión a Italia. Nuestra hija era tan blanca que todo el tiempo nos referíamos a ella como "bolita de arroz" o "bolita de algodón"; sus diminutos labios eran tan rosados que muchas veces Suni se enojaba porque ella no los tenía así.

- Buenos días, mis amores. - dije haciéndome notar - Hola, princesa. - besé la cabeza de mi niña de siete años y luego me acerqué a mi esposa para besarla en los labios y acariciar la mejilla de Liss - Buen día, amorcito, ¿quieres venir con mamá? - tomé a mi hija en brazos y besé suavemente sus mejillas regordetas.

- ¿Cómo amaneciste, cielo? - preguntó Jennie mientras yo me sentaba en la barra a lado de Suni.

- Hmmm, muy bien, oí risas y no quise perderme la diversión. - le aventé un beso al verla sonreír.

- Jisoo nos mandó una foto de Jacky, al parecer tuvo un mal día en el peluquero. - tomó su teléfono y me enseñó la foto del hijo de Jisoo con el ceño fruncido.

- Já, ¿ya viste ese corte, Sun? - mi hija mayor asintió riendo - Apuesto lo que sea que no querrá ir al cumpleaños de Kimi con esa atrocidad.

- ¡Chaeyoung, es tu ahijado! - me reprendió mi esposa - Y si irá, dice Chu que no lo va a dejar salirse con la suya. - se sentó frente a mi.

- Tsst, yo no iría.

A Jacky le gustaba muchísimo la hija de Lisa así que no podía evitar imaginar la vergüenza que sufriría el pobre chico al presentarse con el poco pelo que tenía en la cabeza.

it girl [chaennie]Where stories live. Discover now