10.

1.6K 210 17
                                    


Una gran cantidad de papeles comenzó a volar por los aires mismo segundo en que yo me caía encima de alguien luego de chocar con fuerza contra esa persona.
                     
- Doctora ¿se encuentra bien? - genial, al parecer había chocado contra una mujer nuevamente, a este paso mi buen Karma no regresaría jamás - ¿Quiere que llame a seguridad? - preguntó la recepcionista amargada mirándome con recelo y fue ahí cuando me percate que habían un montón de personas alrededor observando lo que acababa de suceder.
                     
- No, no, tranquila Margaret. No creo que sea necesario. - contestó la mujer que yacía abajo de mi - Hola. - abrí los ojos de golpe al reconocerla, mi suerte no podía cambiar tan drásticamente bien, resulta que el hermoso cuerpo que estaba abajo de mi era de nada más y nada menos que de la misma mujer de deliciosas curvas a la que defendí de su ex novio agresivo.
                     
- Hola. - contesté sonriendo de lado
                     
- Hmmm, ¿sería mucha molestia pedirte que te quitarás de encima mío? - preguntó con las mejillas sonrojadas
                     
- ¿Sinceramente? Sí. Eres muy cómoda. - no podía creer que aquel rojo de sus mejillas se pudiera volver aún más intenso - Pero lo haré porque tenemos público. - le guiñé un ojo para después quitarme de encima suyo y levantarme - Dame la mano. - pedí para poder ayudarla a levantarse y sorprendentemente accedió - ¿Te lasti... - mi pregunta fue interrumpida por la recepcionista.
                     
- ¿Se encuentra bien, doctora? - preguntó nuevamente la recepcionista y yo rodé los ojos - ¿Esta segura que no quiere que llame a seguridad? Esta mujer a estado corriendo por todo el hospital según me informan. - abrí la boca ofendida, realmente existe mucha gente chismosa aquí en Nashville.
                     
- Tranquila, Margaret. - contestó ella - Ya te dije que no será necesario, la señorita va a enmendar su error ayudándome a llevar mis cosas al consultorio. - levanté una ceja, ¿cuándo había dicho que la ayudaría? - Gracias. - le sonrió al enfermero que le pasó todos los papeles que se habían caído al piso - ¿Me ayudas? - pidió sin verme a los ojos, pude notar rápidamente que estaba nerviosa
                     
- Claro.
                     
Dejamos atrás a todas las personas que se nos habían quedando mirando cuando estábamos en el suelo y nos encaminamos a ... ¿Odontología?
                     
- No, no otra vez. - me detuve de golpe.
                     
- ¿Pasa algo?
                     
Creo que era el momento de analizar mis opciones nuevamente. La primera era decirle que no entraría en la zona de dentistas porque me ponía de nervios y quedar como una cobarde; la segunda era acompañarla y quizá cobrar por mi ayuda.
                     
Aunque si hacia la segunda eso implicaba que estaría​ en un lugar cerrado con aquel olor característico de un consultorio odontológico. Solo de pensarlo los vellos de mi nuca se erizaron y un nudo se formó en mi garganta. Ahora la primera opción sonaba muchísimo más tentadora, y podía modificarla un poco diciendo que soy alérgica al olor del eugenol.
                     
¿Qué se supone que debía hacer?
                     
- Oye, ¿te encuentras bien? - su dulce voz me sacó de mis pensamientos - Estás muy pálida, ¿pasa algo?
                     
- Y-yo... - me aclaré la garganta - ¿Eres dentista? - pregunté deseando que la respuesta fuera un gran no, habían posibilidades de que fuese una doctora normal y solo tuviera que dejar papeles a uno de los dentistas que habían aquí o quizá si fuese dentista y yo simplemente tuviera que sufrir por ello.
                                                         
- Sí. - sonrió y yo maldije internamente, mi suerte volvía a ser mala - ¿Tiene algo de malo?

- ¡No! - me apresuré a decir, no quería que se sintiera mal de su profesión - No. Yo solo, hmmm... ¿trabajas aquí?

- Supongo. - me golpeé mentalmente al percatarme que acababa de hacer la pregunta más estúpida del mundo - ¿Eso está mal o algo así?

- No, no, para nada. - sonreí nerviosa, por un momento creí que se burlaría de mí por mi absurda pregunta pero no fue así - ¿Vamos a tu consultorio? - asintió y volví a maldecir internamente -  Ok, ok... todo estará bien, tranquila Rosé, solo respira. - dije eso último murmurando solo para mí para que ella no pudiera oírlo.

- Mmm, bien. ¿vamos? - asentí y renaudamos nuestra caminata hacia su consultorio

- Piensa en cosas buenas, piensa en cosas buenas. - murmuré - Tú puedes, Rosé, tú puedes.

- ¿Dijiste algo? - me preguntó con evidente curiosidad mientras sacaba las llaves para abrir su consultorio.

- No, nada, ¿y tú? - sonrió y negó

- Tampoco. - rió un poco - Bienvenida al consultorio número ocho. - dijo cuando finalmente abrió la puerta - Vamos, pasa.

- Hmmm... creo que mejor me quedo afuera, y-yo de todas formas tengo, t-t-tengo que ir al consultorio seis.

- ¿Tienes una cita?

- ¿Una cita? Realmente las relaciones amorosas no son lo mío, nena. No suelo ir a citas. - su risa se hizo presente haciendo fruncir el ceño - ¿Qué, de qué te ríes?

- Con cita me refería a si te tocaba revisión o algo así, no a una cita con finés amorosos. - me miró sonriente

- Oh. - fue todo lo que pude decir, en estos momentos deseaba que un camión me pasará encima o que la amargada de la recepcionista llamara a los guardias y me sacarán del hospital, cualquier cosa sería buena.

- ¿Entonces, tienes cita en el seis?

- Oh, no. Yo traje a alguien. - expliqué rápidamente rascando mi nuca - ¿Cuánto tiempo tarda una limpieza?

- Depende del paciente.

- Hmmmm, en ese caso... - miré los papeles que estaban en mis manos - Yo... ¿dónde pongo esto? realmente debería checar si mi amigo ya salió del consultorio.

- Uh, en mi escritorio, por favor. - respiré profundamente antes de entrar - Gracias, Chaeyoung. - dijo tan pronto como puse sus cosas donde me dijo

- Chaeng.

- ¿Chaeng?

- Puedes decirme Chaeng, ya sabes, para evitar decir el nombre completo. - expliqué encogiéndome de hombros

- Me parece bien. - alguien debería prohibirle a esta mujer sonreír de la forma en la que lo hacía - Chaeng.

- ¿Puedo hacerte una pregunta y no te ofenderás por mi mala memoria? - pregunté cautelosamente

- Claro.

- Aquella vez en el bar... ¿me dijiste tu nombre? - llevó su mano hacia su barbilla fingiendo pensar en aquella noche haciéndome sonreír - ¿Entonces? - pregunté divertida

- No lo sé, ¿lo hice?

- Bueno, realmente no recuerdo. - me recargué en el marco de su puerta - ¿Me dirías tú nombre, o tendré que referirme a ti siempre como nena cuando te vea?

- Nunca me ha gustado que me digan así. - rió negando - Me llamo Jennie. - dijo finalmente para después empujarme un poco hacia atrás para poder cerrar la puerta sin siquiera decirme adiós o algo así dejándome sorprendida por su acción.

it girl [chaennie]Where stories live. Discover now