18. Club de Lectura

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18. Club de Lectura

—Usualmente hay más vino en el club de lectura de mamá. —indicó Lydia, mirando el libro original y las variadas copias sobre la mesa, las cuales Kira había hecho hacía ya unos días.

—Seguramente tampoco lean libros que les provoquen alucinaciones. —agregó Stiles con sarcasmo. La pelirroja ladeó la cabeza suavemente, dándole la razón.

—Malia está aquí para eso. —intentó tranquilizar Scott, observando a mi hermano y luego a los demás presente. Mi mirada cayó en la coyote, quien sonreía inocentemente ante su mención.

—Para que ninguno corra hacia el tráfico. —aclaró Kira con un poco de miedo en sus palabras. Previamente, Malia nos habló de su experiencia. Ella era la única del grupo que leyó por completo el libro, y la noche que nosotros fuimos a hablar con Eichen, ella tuvo un episodio mnémico gracias a su lectura. El tema es que lo tuvo justo en mitad de la autopista, casi siendo atropellada por un automóvil.

—O peor. —indicó mi hermano, aún con su mirada fija en los libros.

Le codeé levemente — Tú siempre tan positivo. —intenté bromear, para así alivianar la tensión del ambiente. Y para así también ignorar que del otro lado, justo casi enfrente a mí pero con la mesa cortando el espacio, estaba Theo. Cuyos ojos celestes parecían estar clavados en mí en vez en los libros.

Tras nuestra charla en las gradas, decidimos poner una pausa a lo que sea que estuviera pasando entre ambos. Por ahora, el beso que compartí con él sería sólo eso, un beso y nada más. Aunque eso no cambiaba que seguía poniéndome algo nerviosa si el chico se quedaba mirándome todo el rato, pues la atracción aún está presente.

—A Judy le pasa algo peor. —mencionó Malia, observando la portada del libro, y haciendo referencia al comentario de Stiles. Todos le miramos con extrañeza, pues aún no sabíamos qué ocurrió con aquella Judy—. Capítulo 14. —aclaró la coyote.

La pelirroja fue la primera en acercarse y tomar el libro original. Observó por unos momentos la portada — Tal vez le haga leerlo a mi mamá. —alzó su mirada, sus ojos primero vieron a los de Scott, y luego a los demás—. Probablemente de esa forma recuerde que una chica con cola de lagarto salió del techo y le atacó.

—Pues, si funciona, debería. —respondió Stiles sin tanta amargura en su tono.

—Tiene que funcionar. —susurró Lydia, un comentario tal vez dirigido más hacia ella misma, aunque todos le logramos escuchar con perfección.

—¿A qué te refieres, Lyd? —pregunté algo preocupada, pues su vos tenía una tonalidad algo desesperada. Como si el libro fuera su única oportunidad o camino.

Me miró con sus grandes ojos verdes — Creo que los vi en mi operación. —confesó con la voz débil, como si le costara admitirlo, tal vez la sola idea le producía escalofríos. Recordé entonces la noche en cuestión, y con aquello me vino a la mente el mal presentimiento que sentí cuando a Lydia la metieron en el quirófano. También recordé quién estuvo ahí para calmarme. Sin darme cuenta, le miré. Pude notar en su mirada que él recordaba lo mismo.

Aunque ninguno dijo nada al respecto, pude ver que de reojo Scott y Malia captaron nuestra conexión de miradas. Y mostraron brevemente una cara de confusión. Ante aquello, corté la unión y desvié mi rostro. Y para evitar malentendidos, aclaré lo ocurrido: — Recuerdo haber tenido un mal presentimiento. Cuando entraste al quirófano, digo. Pero pensé que sólo estaba nerviosa por si algo iba mal y yo no poder estar ahí para ayudar...

Monsters In Disguise [Teen Wolf]Where stories live. Discover now