53. La kitsune sobrecargada

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53. La kitsune sobrecargada

Pasé por las puertas del instituto. Estaba todo muy oscuro, dado que el horario escolar había finalizado. Ni los conserjes estaban por ahí. La soledad y oscuridad del lugar no me impidió seguir mi trayecto en busca de mi amiga.

Caminé por los alrededores, chequeando dentro de las aulas por si veía a Kira. A su vez, me preguntaba qué ocurría con la chica. Pocas veces he visto enojada a la kitsune, y esas veces fueron siempre en peleas, cuando alguien que ella apreciaba estaba en peligro o similar. En todo el tiempo que la conozco, nunca le vi enojada por cosas cotidianas. Y por eso, me extrañaba muchísimo lo ocurrido en el campo de lacrosse.

Escuché un ruido seco al final del pasillo, deduje que había provenido de los vestidores, por lo tanto me dirigí hacia ahí. Capté rápidamente la figura de Kira moviéndose de un lado a otro. Llamé a su nombre con cautela, puesto que no parecía haberme visto entrar, lo último que quería era asustarle. Al escuchar su nombre, se tensó, dejó de moverse y se quedó estancada en su lugar. Estaba de espaldas, yo veía con claridad su uniforme y el gran número blanco 15 en él. No habló ni se giró ante su nombre. Simplemente... Se detuvo en su lugar.

Fruncí levemente el ceño. Sentía que todo era bastante extraño, y no hablaba sólo de la actitud de mi amiga, sino también por aquella extraña sensación que tenía. Si fuera Spiderman, con facilidad diría que mi sentido arácnido estaba alterado. Sin embargo, no lo soy, por lo tanto era sólo un presentimiento que tenía. No sabía bien el porqué.

—¿Kira? —me acerqué lentamente hacia ella—. ¿Está todo bien? ¿Qué ocurrió allá afuera? ¿Te hicieron daño? —pregunté con la mayor calma posible. No era mi idea juzgarle ni interrogarle, solo evidenciar que todo estuviera bien con ella.

Quise alargar mi mano para tocarle el hombro, pues seguía sin mirarme y quería demostrarle que estaba ahí para ella si me necesitaba. Tal vez estaba pasando por alguna situación de estrés, después de todo, aquello que los Doctores le hicieron a su zorro no se había resuelto. Junto con mi hermano y Scott, habíamos ido a buscarle cuando ella estaba luchando con los Skinwalkers. Tal vez eso y que fuera su último año, o algo relacionado con mi mejor amigo, estaba estresándole. Sólo quería darle mi ayuda.

Mis yemas de los dedos no llegaron ni a rozar su uniforme. Kira se movilizó con suma rapidez, tanta que no preví su movimiento. Giró su cuerpo a 180 grados y enroscó sus largos y pálidos dedos alrededor de mi muñeca, entrecerrándola en un fuerte agarre. Ante aquello, solté un suspiro sorprendido. Sin embargo, no tuve más tiempo para reaccionar, porque Kira una vez habiendo tomado mi muñeca con fuerza, tiró de mi brazo hacia delante, cayendo de cierta forma sobre ella.

Íbamos a caer al piso ambas, pero de nuevo ella fue mucho más veloz. Parecía haber calculado el movimiento. Ella se mantuvo firme en su lugar, y cuando estuve a pocos centímetros de chocar contra su cuerpo, alzó una de sus piernas. El hueso de su rodilla impactó contra mi estómago, dejándome sin aire. La inercia del movimiento me llevó hacia atrás. Kira soltó mi muñeca y me dejó caer de espalda sobre el frío suelo.

El choque de caída no había sido nada comparado con el potencial golpe de su rodilla. Me costó unos cuantos segundos recuperar el aire, cuando lo hice, intenté de a poco recuperarme del suelo. Mis neuronas aún no habían conectado con la escena, con lo que acababa de pasar. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Por qué me estaba atacando?

Me impulsé con la banca de madera que tenía a un lado. Alcé mi rostro en busca de Kira, queriendo preguntarle qué rayos estaba pasando. No logré pronunciar ninguna pregunta, pues de cierta forma, su rostro ya me estaba dando la respuesta.

Monsters In Disguise [Teen Wolf]Where stories live. Discover now