42. El lado sobrenatural

398 72 16
                                    

42. El lado sobrenatural

En el viaje, recuperé la movilidad de mi cuerpo, apenas flaqueaban mis piernas cuando debía mantenerme de pie. Afortunadamente, el veterinario no parecía herido de gravedad. Una vez que tuve completo control de mis manos y dedos, tomé mi celular y llamé a Scott informándole sobre todo lo ocurrido. Podía ver la mirada de la coyote en mí, analizando cada palabra e intentando escuchar con claridad lo que el Alfa decía al otro lado del aparato. Finalizamos la conversación acordando encontrarnos en su residencia, así que Malia condujo hacia su calle.

Con la llave que poseía de la casa de Scott, abrí la puerta principal. Malia, que era la única que estaba en condiciones aptas, nos ubicó en el comedor diario de la casa y trajo varias comidas congeladas para los diversos golpes sufridos. La mercenaria colocó dicha bolsa en su cabeza, debido al golpe de Theo. Mientras que el veterniario la posó sobre sus muñecas y tobillos, debido a la presión de la cinta adhesiva.

—¿Sarah? —me habló la coyote. Me había sentado en una de las banquetas de la cocina mientras los dos adultos descansaban y se recuperaban en el comedor diario. Alcé mi vista hacia mi amiga, preguntándole silenciosamente qué necesitaba de mí—. ¿Cómo te sientes? —me preguntó, acercándose a mi lado.

Su rostro era neutro, pero podía verle batallar con varias emociones. Y era de esperarse, pues había luchado contra su madre, quien aparentemente quería matarla por su poder, y a su vez, había vivido de primera mano la traición por parte de Theo. Al volver a ser humana, recuerdo que a Malia le dificultaba ponerle nombre a lo que sentía. La cara que ponía al intentar procesar aquello, es la misma que estaba poniendo en ese exacto momento. Como una mirada que aparenta ser neutral, pero realmente es una perdida, solitaria y asustada.

Sonreí brevemente — Estoy bien, Mal. —intenté tranquilizarle, porque afortunadamente salvo mis piernas que aún estaban algo dormidas, estaba sana y salva.

—¿Seguro no te duele nada? Puedo quitarte el dolor. —insistió, y pude entrever en su tonalidad que se sentía culpable. 

Negué con la cabeza — Estoy bien. —repetí—. Theo me inyectó veneno de Kanima antes de que pudiera enseñarle a la Loba mis movimientos. —bromeé levemente, queriendo así aflojar la tensión. 

—Aún así, luchaste. —dijo ella con una muy breve sonrisa, como si se estuviera acordando de los detalles de la lucha—. Me sanaste y la lanzaste por los aires. —recordó casi con emoción, podía ver que la culpa persistía en su mirada, pero ahora parecía más calmada.

—¿Podías verme? —cuestioné entonces, pues me parecía curioso como la coyote había logrado identificar mi posición en el plano astral.

Malia negó — No. Tu cuerpo estaba en el suelo, pero por alguna razón te sentía de pie, ayudándome... ¿Eras tú, verdad? —cuestionó, como si dudase brevemente de sus sentidos, pero al haber sido coyote tanto tiempo, le parecía casi nula la confusión en sus habilidades de coyote. Por lo que asentí a su pregunta. Su ceño se frunció levemente—. ¿Cómo lo hiciste?

Le conté sobre el plano astral, ella ya sabía algo pues no era una habilidad completamente nueva de mi repertorio de hamingja. Conté lo que pude y de la forma más clara posible, ya que Malia fruncía mucho el ceño, dándome a entender que no comprendía o que le costaba seguirme el ritmo. 

Cuando finalicé, más o menos, de contarle sobre esa especial habilidad, justo la puerta trasera de la casa se abría. Dejando pasar a Liam y a Scott a la casa. Los ojos de los lobos se posaron en nosotras. Malia fue la primera en decir que estaba todo bien, que no había nadie herido. Scott me observó por unos momentos, como asegurándose de la respuesta de la coyote. 

Monsters In Disguise [Teen Wolf]Where stories live. Discover now