33. Redención

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33. Redención

—Sarah... —habló mi hermano, y me dolía el tono que estaba usando. De pena, de tristeza, de querer quitarme el dolor de alguna forma. Tragué con dureza, pues no era sencillo decirle a mi hermano que estaba tan dolida por todo lo que ocurrió previo a mi estado actual, que no quería despertar.

Si bien el coma era la forma de mi hamingja de recuperar fuerzas, pues salvar a Scott no había sido para nada sencillo, yo también deseaba quedarme ahí. Estar alejada de todo, de los Doctores, de Theo, de Scott... Había demasiado en mi cabeza y sentía que me ahogaba en todo. Era más fácil dejar que la hamingja tomase las riendas.

—Estoy cansada, Sti. —interrumpí, siendo honesta. Mi tono plagado de exhausto y rendición. Hasta yo misma me sorprendía de mi forma de hablar. Alcé mi vista al cielo nublado, conteniendo las ganas de llorar.

Crucé mis brazos sobre mi pecho. No tenía frío, aunque mis hombros estaban al aire por mi típico atuendo que tenía cuando aparecía en aquél campo (la blusa blanca de tirantes y los jeans). Mi movimiento era más de protección, como si estuviera consolándome a mí misma.

Había escuchado lo que mi lado hamingja le dijo a mi hermano, y lo que él le indicó sobre papá. Me dolía en el alma notar que no estaba mejorando, porque recuerdo claramente que cicatricé la parte más grave de su herida. Pero aún así algo le ocurría. Si no fuera por el vacío en el centro de mi pecho y el constante cansancio que parecía sufrir... Haría lo que fuera para levantarme y ayudarle. Pero me sentía desganada, cansada completamente... No sabía cómo darme energías.

El cansancio no era sólo por lo que hice para salvar a Scott. Fue la gota que colmó el vaso. Se iba acomulando situaciones y derrotas, y desde la confrontación con mi amigo sobre Donovan... Todo pareció ir boca abajo. Aún recuerdo con claridad la mala noche que pasé, el whisky y cómo me hacía sentir, el haber borrado el celular de Derek, Theo a la mañana siguiente y confesándome su verdadero plan, él mordiéndome y luego ahorcándome, papá herido, Scott muerto... No podía más. Fue un golpe tras de otro, el siguiente más fuerte que el anterior. 

No miré a mi hermano a los ojos, no podía — No tengo más ganas de sufrir. Aquí... —apreté levemente mis labios—. Aquí no hay ruido. No hay problemas. Estoy en paz. —aunque el ambiente húmedo y próximo a tormenta no parecía demasiado pacífico. Me refería a lo que ese lugar representaba, a lo que conllevaba, la energía del Nemeton y la mía entrecruzándose. 

Escuché que mi hermano se movió hacia mí, sus pasos resonando contra el pasto seco — No es real, Sarah. —indicó, con intención aún de hacerme despertar, sin darse por vencido ni por mi lado hamingja ni por mi lado humano. 

Sentí que mis ojos se humedecían — Lo es para mí. —mencioné con la voz algo quebrada. Me relamí los labios. Era la primera vez de Stiles presenciando este lugar, él no podía saber que yo he visto muchas veces ya este mismo paisaje. No sabía lo que yo viví aquí—. Aquí vi a Alli por última vez... —confesé. Stiles se sorprendió al oír el nombre de la cazadora.

Me giré sobre mis talones, observando a la lejanía el árbol que representaba el Nemeton. No sabía exactamente por qué estaba sin sus hojas. Una parte de mí suponía que al traer a Scott de vuelta, había utilizado inconscientemente parte de su poder. Pues el Nemeton y yo estábamos conectados de alguna forma. Y quería creer que, a pesar de mi estado, él me dio las fuerzas necesarias para traer a Scott. El Nemeton quería que Scott siguiera siendo Alfa, que estuviera vivo. Y gracias a mi vínculo con él, logré revivirle.

Monsters In Disguise [Teen Wolf]Where stories live. Discover now