58. El hombre detrás de la Bestia

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58. El hombre detrás de la Bestia

Conseguimos sin problema el mapa de las corrientes telúricas, Scott lo había guardado en su escritorio, diciendo que siempre podía ser útil tenerlo. Lo buscamos y fuimos directamente a la guarida de los Doctores. No me gustaba corretear demasiado por esas alcantarillas, pues el olor no era demasiado agradable. Por suerte, llegamos con sencillez y no parecía haber presencia de los Doctores ni de otros enemigos.

Theo nos abrió la puerta. Observó el mapa doblado en las manos de mi mejor amigo y asintió. Nos dejó pasar. La guarida era oscura, sucia, con elementos de experimentación que me revolvían el estómago. Sin embargo, otra cosa llamó mi atención y me dio más náuseas. Era un cilindro de vidrio, enorme que se lucía en un costado de la habitación. Era como una cápsula, llena de un líquido verdoso...

—Lo llaman Der Soldat. —habló Theo, acercándose a mí, observando la cápsula—. Significa...

—El Soldado, en alemán. —indiqué, pues sabía qué significaba. Theo alzó sus cejas, me sonrió de costado.

—Era un nazi. —continuó informando—. Y un hombre lobo. Un Alfa. —sentí la mirada de Scott en mí—. Los Doctores le usaban para prolongar su vida. Lo han estado haciendo por décadas. O probablemente más tiempo.

—¿Qué edad tienen estos tipos? —cuestionó Liam con un suspiro cansado.

Theo alzó sus hombros — Quién sabe. Pero a donde sea que vayan, él va también.

—¿Entonces cómo lo vamos a encontrar? —interrogó el Beta, ya con un tono un tanto irritable.

—Para mantenerlo con vida se requiere de condiciones únicas —explicó la Quimera—. Tiene que haber una fuente de poder, estar debajo de la tierra...

—Y sobre una corriente telúrica. —terminó Scott la frase. Mi mejor amigo abrió el mapa que conseguimos de su casa y se lo entregó a Theo.

•••

Habían dos potenciales lugares para la guarida de los Doctores, Scott no quiso dividirnos, puesto que aún desconfíabamos de Theo y sus intenciones. Por lo tanto chequeamos primero una fábrica abandonada a las afueras de Beacon, y luego un lugar escondido en la Reserva de Beacon Hills. No encontramos nada en la fábrica, por lo que debía ser en el bosque. Estaba atardeciendo ya cuando estábamos de las afueras del condado, para cuando llegamos a la Reserva, ya era de noche.

Nos encontrábamos los cuatro caminando por el bosque, Tracy no se nos había unido en esta segunda ubicación. El ruido de las hojas secas siendo pisadas era lo único que se escuchaba con claridad. Theo tenía el mapa en sus manos, guiándonos a través del bosque. Me quedé cerca de Liam, pues no deseaba estar ni cerca de Theo. Scott estaba a la par del Quimera, de nuevo, porque desconfiaba de él.

—¿Dónde está? —cuestionó Scott con seriedad.

Theo no levantó su mirada del mapa — Lo estamos buscando.

—Sabes a quién me refiero.

El Quimera baja el mapa, reduce un poco su paso. Liam y yo miramos atentos, por las dudas. Por si quería intentar algo contra nuestro Alfa.

—¿Deucalion? —preguntó él. Scott asintió.

—No deberías confiar en él. —aconsejó, aunque por su tono, no sonaba como un consejo.

Theo rodó sus ojos levemente, alzó nuevamente el mapa para continuar buscando la guarida — Sí, ya lo sé, tu hamingja ya me lo dijo.

Scott frunció el ceño. Me observó brevemente. Alcé mis hombros. Le había dicho aquello a Theo cuando aún creía que podía obtener respuestas de él, cuando aún podía penetrar su malvado cascarón y esperar algo positivo de aquél que fue amigo mío de la infancia. Pero no resultó.

Monsters In Disguise [Teen Wolf]Where stories live. Discover now