Capítulo Veintisiete: Revelaciones.

5.5K 586 15
                                    

No quería estar en casa un minuto más. Sentía que en cualquier momento mi hermano me voltearía a ver y se convertiría en... lo que sea que era, tratando de atacarme.

Había salido de mi habitación mucho más temprano que de costumbre para ir a clase. Le había mandado un mensaje a Dakota para que estuviese preparada porque pasaría por ella. Tratando de ser lo más silenciosa posible y dejando una nota en la mesa para mi madre, diciéndole que comería en casa de mi amiga, me dirigí a la puerta.

—¿A dónde crees que vas? —dijo una voz detrás de mi, y tuve que morderme la lengua para evitar dar un chillido.

Me volteé lentamente, tratando de lucir pasible, aunque por dentro me estuviese muriendo de nervios.

—V-voy con Dakota. Me invito a desayunar —grazné.

Caine me dio una mirada inquisitiva y caminó más cerca, impulsándome a retroceder con temor. Él notó eso, ya que entornó los ojos con la incredulidad de alguien que ha sido apuñalado por la espalda.

—Me tomas por un monstruo, cuando lo único que he hecho es cumplir con mi deber.

Un jadeo entrecortado salió de mis labios. Lo estaba admitiendo. Lo estaba admitiendo frente a mi y no había pizca de remordimiento en su fría voz.

¡Estamos hablando de matar un humano! siseé, sintiendo las lágrimas correr con furia.

—Y estamos hablado de los humanos que me hicieron daño, desterrándome. Mirame, Jayden, soy lo que ellos han creado. Si soy un monstruo, toda la culpa recae sobre el alfa del que te has encaprichado.

—¡No es un capricho! —grité, perdiendo el control. Las palabras habían salido con tanta fuerza y enojo de mi boca que había alertado a Caine, quien abrió los ojos y me miró irritado, su fosas nasales se expandieron.

—Despertarás a mi madre —ladró, sujetándome por la muñeca.

—También es mi madre —chasqueé. Era mi madre más que suya, yo había estado a su lado todo este tiempo. Yo no había sido la que había huido sin decir siquiera adios. Jalé para que me soltara, pero su agarre era fuerte-. Dejame ir Caine.

—No así. Dakota sabrá lo que pasó. Quizás ni siquiera vas con ella, quizás vas con North escupió su nombre como si hubiese probado veneno—. Entonces arruinarías todo.

—¡No puedes hacerle daño! North sabrá que eres tu, es inteligente y te descubrirá antes de que lo alcances —Me mofé sin pensar.

Fue lo peor se pude haber hecho.

Su palma se conectó con mi mejilla y probé el sabor del metal en mi sangre al morderme la lengua. Solté un gruñido lleno de rabia, antes de lanzarme con uñas expuestas hacia su cara.

—¡Jamás podrás compararte con él! —grité furiosa—. Le tienes tanta envidia que ves todo en rojo, lo único que quieres es quedarte con el lugar que él supo ganarse con legitimidad.

—¡Iba a ganar esa pelea! —gritó en voz ronca. Caine me veía con ojos salvajes y desesperados. Había dado en su nervio.

Escuché los pasos de mi madre sobre las escaleras, y su voz adormilada preguntando qué ocurría, pero continúe hablando.

—¡Él merecía ser el alfa! Su padre le había cedido el lugar. Y luego llegaste tu y pensaste que podrías ser lo suficientemente gallito para robarle todo —solté una carcajada sin humor. El lado izquierdo de mi cara dolía por la bofetada—. Todo te salió mal, Caine. Eso es lo que pasa cuando envidias lo que no puedes tener.

Raised by Wolves ©Where stories live. Discover now