Capítulo Diecisiete: Chicos Malos Son Malos Por Siempre.

6.6K 568 32
                                    

El pensamiento me estaba pareciendo cada vez más estúpido y estuve tentada muchas veces  a mandarle un mensaje para rechazar su oferta. Porque, ¿hola? ¿Quién en su sano juicio invita a un chico licántropo a su habitación en la noche? Mi madre estaría tan disgustada si tan sólo supiera. Dakota gritaría de horror y se arrancaría cada hebra de cabello.

Yo estaba muy tentada a hacerlo.

En fin, la noche llego y me metí en un par de pantalones de yoga y un suéter de lana, tratando de lucir decente y no muy preocupada por mi apariencia. Quiero decir, no esta tratando de impresionarle; North ni siquiera me gustaba.

Nop. No me gustaba. Y me negaba a admitir algo más.

Era más de la madrugada cuando escuché a alguien escalando el techo para llegar a mi habitación. Por fortuna el cuarto de Ynyr se encontraba al final opuesto del pasillo, así que no había que preocuparse porque escuchara algo.

Me acerqué a la ventana y la abrí de par en par, dejando que una ráfaga de aire entrara y helara mi cara. North entró con gracia a la habitación, una sonrisa juguetona en su cara y acomodado su chaqueta de cuero por el cuello.

—Eres la persona más vanidosa que he conocido, ¿sabes?— mascullé, cerrando la ventana.

Él caminó hasta la puerta y revisó que el seguro estuviera puesto antes de voltearse y darme una amplia sonrisa. Sus ojos verdes resplandecían con la escasa luz de mi lampara y sacudió su cabello negro para sacarlo de sus ojos.

—Lo siento. No lo puedo evitar.

Tomé una profunda respiración y busqué por algo que decir.

—¿Por qué fuiste a la escuela?

—Oh, vamos, Jayden. Sabes que no necesitas hacerte la tímida a mi alrededor así que no luzcas toda inocente.— se sentó sobre mi cama como si estuviese en su propia casa. —Fui porque quería verte, hace tiempo que no habíamos hablado. Y...

—¿Y qué?

Su sonrisa se esfumó antes de decir:

—Quería corroborar que estuvieras bien. ¿La otra noche? Tus palabras me dejaron inquieto.— hizo una seña para que me acercara a la cama y me senté a su lado incómoda. —Tienes que dejar de pensar en Caine; te estás haciendo daño y cada vez se hará peor.

—Tu no sabes lo que me hace daño.— mascullé y luego me arrepentí de el borde afilado de mis palabras.

Él lo sabía. Él sabía como se sentía perder a alguien que amas tanto. North había perdido a su madre y a los pocos días a su padre ¿cómo podía reclamarle que él no sabía lo que me hería? Él probablemente sentía la misma punzada de dolor en su pecho cuando los recordaba.

—Siento que estás rota, Jayden. Y siento que no te quieres dar el perdón. Seguro tu hermano te ha perdonado, en donde sea que esté, y seguro no piensa en ti como la culpable de su cambio.

Lágrimas  inundaron mis ojos y miré con fijeza la puerta frente a mi, esperando que la sensación sofocante pasara y dejase de estrangularme. Mis manos se convirtieron en puños a mis costados y me obligué a contar hasta diez y dejar que todo en mi se apaciguara. No podía hacer nada ahora, pero dolía saber que por mi culpa Caine había perdido su vida normal.

Y por mi culpa, yo misma había perdido esa vida.

—A veces es tan difícil creer en esas palabras. Y yo misma me digo eso todos los días frente al espejo, pero todo el peso de una vida esta sobre mis hombros, North.— mi voz se ahogó al decir su nombre y mi pecho de hundió con dolor. —Arruiné toda una vida, jodí su futuro por ser tan egoísta.

Raised by Wolves ©Where stories live. Discover now