Capítulo Veintiocho: Las Segundas Oportunidades Existen.

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N\A:

Lo siento, no me pude contener y estoy publicando en un viernes. Disfruten su capitulo, que es el último de la semana. ¡Feliz viernes! :)

—G.

*************

Había tomado a un muy pesado North hasta su baño y lo había metido en la bañera con agua tibia, con boxers puestos. Sus ojos seguían cerrados, su aliento olía a demasiado alcohol, estaba totalmente intoxicado. Gracias a Dios no se había ahogado con su propio vómito.

Estaba echando agua sobre su cabeza para limpiar su cabello grasoso cuando abrió un ojo, y una sonrisa triste apareció en su rostro sin rasurar. Lucía tan salvaje y primitivo.

—Te he extrañado —murmuró.

—Sólo ha sido una semana —repliqué, tratando de quitar el jabón en su cuello. Miré el esqueleto de un lobo en su hombro, los ojos del licántropo me miraban con acusación.

Él tragó saliva con dureza.

—Una semana en el infierno.

Lo observé con nostalgia, mi mano pasando de su cuello a su pecho y luego a su abdomen. Estaba dejando mis manos vagar, y sabía que era incorrecto, pero no podía evitarlo.

—¿Por qué estás aquí? —preguntó consternado.

—Tu sabes la respuesta —susurré. Dejalo salir; me dije a mi misma. Dile lo que sabes—. North, hay algo que necesito decirte. Mi hermano regresó, él...

—Lo supuse —no había acidez en su voz, sólo un vacío grande—. Él sería el único que pudiese ponerte en mi contra con facilidad.

—El caso es que, Caine... Él te quiere quitar el lugar en la manada. Él quiere ser el alfa —comenzó a negar con la cabeza, pero dije con rapidez:— Tienes que tener cuidado, North. En serio, Caine no está jugando, lo veo en sus ojos, está... enfermo de celos y resentimiento por lo que le hiciste.

North cerró ambos ojos e inclinó su cabeza hacia atrás, contra el borde de la tina, pasando una mano por su cabello. Las vendas estaban mojadas, y la sangre comenzaba a manchar el agua.

—Jayden...

—No he terminado —Tomé una fuerte respiración, y finalmente dije:— Caine es quien ha estado matando a tus lobos. Creo que me ha mentido y tiene mucho más tiempo alrededor de lo que creímos.

Vi su mandíbula tensarse, y un músculo tembló. Sus manos se convirtieron en puños, pero no dijo nada por lo que pareció un siglo.

—Dime algo —Insistí, tomando su mano.

—Supongo que nuestra deuda está saldada.

Me quedé tiesa.

—¿Qué?

—Si tu hermano se ha cobrado la vida de cuatro de mis lobos eso paga el hecho de que le di una patada en el culo y le dije que no lo quería en mi manada —respondió con frialdad—. Entonces puede dejarme finalmente en paz y dejar de meterse en líos.

No estaba segura si eso era lo que quería escuchar. Algo se estaba rasgando en mi pecho poco a poco. Mordí mi labio para evitar que temblase.

—Jayden.

—¿North?

—Pero eso no resuelve nuestro problema.

—¿Tenemos un problema? —dije con sarcasmo, sin siquiera pensar en ello.

Su rostro cambió. De haber estado seco y sombrío, sus facciones se iluminaron al verme, como si hubiese esperado que mi boca dijera algo inteligente para poder alegrar su día.

—Tenemos un maldito problema, y tiene mi nombre —Y entonces todo se volvió a decaer conforme su sonrisa se apagó. Bajó sus ojos a nuestras manos con melancolía—. Cariño, lo siendo tanto... El no haberte dicho desde el principio que conocía a tu hermano, y que yo había hecho que se convirtiera en Solitario, y también que no te dije que mi padre les había arruinado la vida. El pensar en tu rechazo me hacía perder la razón. Soy un cobarde y un egoísta, porque no estaba dispuesto a dejar de verte. Tenía miedo. Sigo teniendo miedo, tengo que admitir. Sé que no significa que viniste a decirme que seguimos como antes, sino a advertir sobre tu hermano. Pero no quiero que te vayas y me dejes de nuevo —Sus ojos se encontraron con los mios y noté la desesperación en su mirada color esmeralda—. Estoy jodido sin ti.

—Sé lo que eres —susurré—. Sé que haces negocios con gente mala, vendes y traficas armas y droga y sólo-Dios-sabe qué más. Y seguro estoy demasiado loca por no estar asustada y estar hablando contigo justo ahora.

—Yo no decidí esta vida —Su rostro me parecía al de un niño desprotegido, sus grandes ojos asustados y tanta tristeza contenida—. Heredé lo que mi padre dejó para mi, no tengo una maldita manera de deshacer lo que está hecho, Jayden. La manada entera hace esto; no quiero ni pensar en qué pasaría si un día paro de presentarme en la oficina y de darles encargos. Pero te juro, te juro por mi madre que amo como a mi vida, que elegiría esta vida de nuevo sólo si puedo hacer que me ames.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y un suspiro salió de entre mis labios.

Esa era la prueba por la que había estado buscando.

—Me has herido, North. El no decirme todo eso... creo que dejaste un gran agujero negro aquí —Señalé a mi pecho, al mismo tiempo que sentía las lágrimas correr por mis mejillas—. Me has herido y no sé si podemos ser lo mismo de antes, pero sé que puedo intentarlo.

—¿Lo intentaremos? —preguntó esperanzado.

Aún sujetando su mano, me incliné sobre la tina y planté un beso en su mejilla aspera.

—Lo vamos a intentar.

Raised by Wolves ©Where stories live. Discover now