Raised by Wolves ©

Prólogo.

Era la misma pesadilla de siempre. En la que su hermano era mordido una y otra vez, y a pesar de sus gritos de dolor, nadie venía a su rescate.

La niña miró desde detrás del gran tronco del roble, pero no toleró un minuto más. Sus oídos se había llenado con los terribles gritos de agonía y su corazón estaba rompiéndose en añicos con cada lágrima que corría por sus angelical rostro.

E incluso aunque le habían dicho que cuando mirara a un lobo no intentara acercarse o hacer algún sonido, ella tomó una piedra cercana y la lanzó furiosamente a la cabeza del lobo gris que mordía la pierna de su hermano. Pensado que podía alejarlo. Pensando que podía herirle lo suficiente con la escasa fuerza de sus puños pequeños. Pensando que el lobo huiría con la cola entre las patas y liberaría a su hermano.

El lobo entornó sus temibles ojos verdes hacía ella y con un sisieo mostró sus dientes manchados de sangre color escarlata.

Era demasiado tarde para correr.

Y Jayden lo comprendió muy tarde.