Capítulo Doce: Los Príncipes no Existen, Pero Los Hombres Lobo Sí.

7K 667 22
                                    

―Realmente lo siento, Jayden. No tengo idea de por qué te atacó y te juro que deseo ir a destrozando pedazo a pedazo y luego alimentar a los cachorros con él, pero no quiero dejarte sola.― North me depositó con cariño sobre mi cama y se hincó frente a mi tomando mi pierna. Sus dedos recorrieron suavemente mi piel hasta llegar a mi tobillo, el cual movió de un lado a otro.

No tenía tiempo de pensar en su toque contra mi piel desnuda. Solté un siseo entre dientes. Sus ojos verdes brillaron cuando miró a mi rostro.

―Lo siento.

―Deja de disculparte.― chasqueé, ira repentina inundándome. ―No fue tu culpa. Maldita jauría de perros salvajes que no puedes controlar, joder. Ni siquiera sé qué demonios quieren.

Su mandíbula brincó peligrosamente y entorno su afilada y penetrante mirada. Sabía que habían dado en su fibra débil. Él, como alfa, podía criticar a la manada, pero que alguien más los juzgara era como clavar una estaca en su ego.

―Hablas como si fuesen varios, sólo fue Sin.

Vaya nombres se buscaban.

―Y Wrath. Y Fury. ¿Los reconoces?― solté con veneno. ¿Por qué se aferraba a negarlos?

―¿Ellos han venido?- sus ojos relampaguearon con algo más grave y serio que molestia.

No sabía sobre ellos, entonces. Habían venido por su cuenta a atacarme, pero, ¿por qué?

Parpadeé varias veces, vacilando entre decirle o no.

―Me atacaron hace menos de una semana, fuera de escuela. Me mandaron al hospital, joder. Me amenazaron con... mi mamá.... y hoy otro viene... y Koda está abajo...― mi cuerpo se empezó a sacudir con sollozos que no pude controlar, y North expendió sus brazos hacia mi. Me dejé caer sobre él como un peso muerto y lloré.

―No lo sabía, Jayden.― North susurró, y noté que trataba de contener su rabia. Su cuerpo estaba caliente, hirviendo de furia.

Le creía. Creía que decía la verdad. Todo en el ambiente me hacía creerle y estar segura de que él no había mandado a nadie a golpearme; además de que North no parecía ser del tipo que contraataca a las mujeres, o que deja un negocio a medio camino.

―No quiero que le hagan daño a mi madre, North.― logré decir antes de hundirme en llanto de nuevo.

Lloré porque mi jodido pie dolía.

Lloré porque en realidad creía que podrían hacerle algo a mi madre y mi familia, y quizás incluso a Dakota y mis amigos.

Lloré porque no quería perder a alguien más como lo había hecho con mi hermano.

Lloré porque estaba llorando sobre el tipo que me había metido en éste problema en primer lugar.

North en silencio me acunó, acercándome a su cuerpo tibio y rozando sus labios sobre mi sien. Después de varios minutos de escucharme llorar comenzó a susurrar cosas inentendibles en mi oído y tuve que contener mi llanto para prestar atención a sus suaves palabras. Que al final resultaron no tener nada de sentido.

―¿Qué dices?― le pregunté, mi voz estaba ronca y áspera.

North meneó la cabeza y sus ojos se enfocaron en mi de nuevo.

―Nada. Realmente sólo quería ver si tu curiosidad ganaba y dejabas de llorar en algún momento. Has manchado mi camisa favorita.

―¡Oh, vamos!― solté una risita tonta que no pude controlar a pesar de mi momento de depresión y golpeé su hombro. ―¿Tienes a una chica en tu regazo y lo único que piensas es en tu camisa? Qué inapropiado.

Raised by Wolves ©Kde žijí příběhy. Začni objevovat