Capítulo Dos: Los Demás.

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Nota del autor:

¡Hola! Éste será mi primer mensaje en esta novela, y quiero agradecerles por el gran apoyo que me han dado. Sinceramente, siento que he comenzado el año con el pie derecho y prometo no defraudarlos en el trascurso de la historia. Muchas muchas muchas gracias por ser parte de esto; por darme la bienvenida a Wattpad con los brazos abiertos y sonrisas cálidas (virtualmente hablando). Aprecio mucho sus comentarios de "¡Sigue con la historia!" o "Me va encantando. Sigue publicando": me hacen sentir orgullosa de que mis humildes relatos les gusten. Sin más que decir, me despido de ustedes y les deseo una amena lectura.

Los quiero mucho y siempre,

-Gi.

Pd. Cualquier duda que tengan no duden en comentarla, estoy para servirles cadí diario. De igual manera, quiero dejarles saber que me gustaría conocerlos a ustedes chicos, ¡así que no hay que hesitar para hacer amistad! :D

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―Jayden la próxima vez que tus amigos vengan a aullar en el porche, los correré a escobazos.― mamá gruñó cuando bajé las escaleras y entré a la cocina por mi taza diaria de café.

La miré con inocencia.

―No tengo la culpa de que les guste nuestro porche. ¿Y no te alegra saber que aman tu jardín?

―No cuando orinan sobre mis rosas.― ella señaló, rodando los ojos. Aún sin maquillaje, su cabello negro como un nido de pájaros y esa pijama dos tallas más grande, Ynyr lucía hermosa.

―¿Irás a trabajar?― pregunté.

―Trabajaré en casa, están cerrando la interestatal debido a la tormenta de nieve que se avecina.

―Huh. ¿Cerrarán la escuela?― pregunté con esperanza.

―Sigue soñando, panquesito.― respondió.

Dejé los ojos en blanco y cuando estuve a punto de dejar la taza de café vacía sobre el fregadero, alguien llamó a la puerta. Mamá se apresuró a abrirla y pronto escuché los comentarios de "luces hermosa" y "¿cómo esta tú mamá?" que Ynyr hizo hacia Dakota.

―Por cierto, ¿viniste anoche? Porque tengo un par de quejas respecto a eso.― mamá dijo mientras caminaba frente a mi mejor amiga, quien lucía mortificada.

―No. En realidad no lo hice, señora. Pero le pido una disculpa si es que mis hermanos se comportaron mal.― ella dijo, metiendo un mechón de cabello color castaño detrás de su oreja.

Mamá soltó un suspiro.

―No hicieron nada malo. Sólo que no dejan dormir la mayoría del tiempo.

―Hablaré con ellos.― Dakota dijo con decisión.

Mamá asintió y me despedí de ella, tomé mi mochila y le dije se la llamaría después. Me puse mi abrigo antes de cerrar la puerta principal a mis espaldas y darle una sonrisa maliciosa a mi mejor amiga.

―Admitelo, te la pasaste bien la noche pasada.― susurré, dándole un guiño conspirativo.

―Deberíamos darnos prisa para la escuela,― masculló ella. ―Eso es lo que deberíamos hacer.

La seguí hasta mi auto y le di las llaves para que condujera. La escuela no podría quedar a más de cinco minutos de mi casa, pero amábamos ver las caras de los chicos cada vez que bajábamos de mi Mustang '65 color borgoña. Mi hermano había puesto demasiado esfuerzo en repararlo como para dejarlo estancado en el garage.

Raised by Wolves ©Where stories live. Discover now