Capítulo Trece: Concurso de Testosterona.

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Cuando me desperté, lo primero que noté fue que la mano de North estaba firmemente sosteniendo la mía por arriba de la cabeza de Koda. Sus dedos apretaban los mios en un fuerte agarre y podían sentir lo ásperas que eran las puntas de éstos. Manos masculinas, con callos y asperezas. Qué extraño.

Otra cosa que noté fue que Koda yacía despierta, sacudiendo un mechón de su cabello sobre la nariz de North con diversión.

―Koda, ¿qué estás haciendo...?― murmuré sofocando un bostezo.

―Jugando con el príncipe de extraño nombre. ¿No es raro que no despierte, Jay Jay?― susurró de regreso.

North apretó mis dedos y las comisuras de sus labios se alzaron con sutileza.

―¿Quieres que despierte?― dije en forma conspirativa, mirándola con travesura. ―Sé cómo despertarlo.

Sus grandes ojos se ampliaron más.

―¿En serio?

Asentí con la cabeza varias veces y llevé un dedo de mi mano libre hasta mis labios, para señalar que guardara silencio. Con cuidado de no soltar nuestras manos y de no lastimar mi pie, me levanté poco a poco hasta quedar sobre Koda, quien luego ser movió, comprendiendo mi juego.

―¡Buenos días!― exclamé, al mismo tiempo que me lazaba sobre North.

Lo que no resultó tan bien como planeaba.

Él me atrapó por la cintura y me hizo rodar sobre mi espalda contra las sabanas, mi cuerpo quedó encerrado sobre su peso. Sus ojos verdes chispearon con entretenimiento y una gran sonrisa se plantó en su rostro. North tomó ambos de mis brazos y los llevó hacia mi cabeza, posicionándose entre mis piernas. Un jadeo silencioso para los oídos de Koda escapó de entre mis labios y él hizo un bajo gruñido con la parte trasera de su garganta.

Preparándose para el juego.

―¿North?― dije sin aire.

―¿Sí?― la palabra se derritió en su labios, que estaban tan cerca de los míos y salió con voz ronca. Los músculos de sus brazos se flexionaron cuando se inclinó un poco más.

Oh, Dios. North tenía tatuajes en sus brazos. Tatuajes abstractos y tribales que podría quedarme viendo por un buen rato si no hubiese sido por nuestra extraña posición.

―Koda está aquí.― me apresuré a decir.

Me miró por un par de largos segundos antes de comprender lo que decía.

―Oh, cierto.― rápidamente se levantó y pasó una mano por su cabello negro. Mostrando una amplia sonrisa. ―¿Quién quiere desayuno?― cantó caminando hacia la cocina.

―¡Yo!― Koda salió brincando detrás de él, olvidando nuestra pequeña demostración.

La cual yo no podría olvidar por un buen tiempo.

***

Mientras desayunábamos Lucky Charms, el teléfono de North no paró de timbrar. Un par de veces salió de la cocina y podía escucharlo discutir fuertes palabras con alguien del otro lado de la línea, otras veces, sólo mandaba mensajes, sus dedos moviéndose furiosamente por la pantalla táctil.

―¿Todo bien?― pregunté cuando caminé a su lado para llevar su plato vacío al fregadero. Mi tobillo ya no parecía del tamaño de un melón, y no dolía tanto como la noche pasada.

Sus oscuras cejas se juntaron y miró a la pantalla como si quisiera atravesarla con rayos láser antes de voltear hacia mí.

―No. Tengo que irme, Jayden. Hablaré con Poker para que se quedé con ustedes.― North sacudió el cabello de Koda como si fuera un cachorrito y le dijo algo en el oído que no pude escuchar, antes de ir hasta la puerta principal.

Raised by Wolves ©Where stories live. Discover now