Capítulo Ocho: Protegiendo a la Familia.

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Dejé las llaves del auto sobre la mesa de la cocina, y siguiendo la voz de un masculino cantante de musica country subí hasta la habitación de Ynyr. La puerta estaba semi abierta, así que sin hacer ruido me deslice dentro. Ella bailaba y tarareaba la canción mientras se movía como una bailarina de ballet de un lado a otro, tomando sacos y pantalones de vestir de su armario y poniéndolos en la maleta sobre su cama.

Su cuarto parecía sacado de una revista de decoración de interiores más la calidez hogareña por parte de mi madre. Era una mezcla de madera pálida, azul cielo y beige, pisos brillantes y un papel tapiz en azul relajante. Su gigante cama en medio de la habitación, un escritorio cerca de la ventana con varios sobres esparcidos sobre él y varios papeles que lucían importantes, más una laptop de Apple y una muy antigua maquina de escribir, un sillón orejón al lado de una mesa de piernas largas en donde había un par de libros, al lado del sillón una lámpara.

Mi corazón se encogió al ver las fotos de nosotras dos y Caine en las paredes con diferentes tipos de filtros, ya que uno de sus pasatiempos era la fotografía. Nosotros tres mirábamos a la cámara sonrientes, con un brillo especial en nuestros ojos que me hacía preguntar si aún seguiríamos luciendo así si estuviésemos reunidos. Las fotos de Caine me hacían sentir nostálgica, deseando que pudieran regresar el tiempo atrás y jamás haberlo convencido de salir a jugar.

Mamá dio un pequeño bote al verme y rápidamente me obligué a esconder las lágrimas que comenzaban a formarse en mis ojos.

―Panquesito, no te escuché llegar.

Le di una sonrisa a medias y sin tratar de mostrar dificultad para caminar fui hasta su esponjosa y suave cama a sentarme.

―¿Arreglando maletas? ¿Cuándo te vas?― pregunté casualmente.

Ynyr se mordió el labio, nerviosa.

―Dentro de dos días. Lo siento, debí haberte dicho en la mañana.

―¿De qué hablas? Está bien por mi.

―Pero dentro de dos días sales de la escuela y...

―Realmente no importa, mamá. No es como si fuese a llorar porque no estás aquí. ¿A qué hora sale tu vuelo? Podría llevarte al aeropuerto.

―Salgo a las cuatro de la tarde.

―Bien. Entonces ahí estaré.

Ynyr me miró con algo que no pude señalar completamente y las esquinas de sus labios se curvaron hacia abajo.

―Odio dejarte sola.― susurró.

Lo sabía. Pero por el mismo motivo tenía que dejarme sola. Necesitaba ser independiente, necesitaba tener mi libertad. No podía estar todo el tiempo pegada a ella con una cadena invisible, tenía que entender que algún día me iría lejos y no podría estar aquí a su lado.

Pero también odiaba verla deprimirse por mi. Ynyr sacrificaba sus gustos por mi, y se refrenaba de hacer lo que amaba por estar a mi lado. Odiaba tener que romper sus sueños de tal manera. Amaba a mi madre y haría todo lo que fuera por verla feliz.

Y por la misma razón, la necesitaba lejos del embrollo en el que estaba metida. La necesitaba lejos de Astoria por unos días, mientras todo se solucionaba. No podía permitir que la manada salvaje de North se acercara a ella.

Y demonios. Si ellos le tocaban un solo cabello a mi madre, juraba que conocerían un lado de mi que yo misma temía. Podía ser demasiado violenta y cruel cuando se metían con la gente que amaba y jamás dejaría que pasaran esa barrera.

―Odio estar separada de ti, mamá. Pero es uno de tus sueños, conocer gente del New York Times, y no quiero arruinarlo. Olvida que estoy aquí por un par de semanas, soy una niña grande que puede cuidarse por sí misma.

Sus ojos color miel se iluminaron y parpadeó las lágrimas lejos.

Mordiendo el interior de mi mejilla para no dejar escapar un gruñido, me levanté de la cama y fui hasta ella, enrollándola en mi brazos.

―Te amo.― susurré en su oído. Y nunca dejaré que te lastimen; pensé para mis adentros. Pocas veces mostraba mis sentimientos y sabía que la había tomado por sorpresa, pero la frase realmente había salido de mis labios con tanta sencillez que se sentía vital para decir.

―Yo también te amo, mi niña.― replicó y escuché la nostalgia y alegría en su voz como si hubiese sido mía.

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N\A:

Okay, este es un capítulo corto, pero no he podido estar muy centrada en escribir desde que hemos tenido exámenes en la escuela. Prometo que el siguiente capítulo será más largo, sin embargo no tendrá tanta acción ya que estoy tratando de describir más a fondo las intenciones y sentimientos de los personajes. Como sea, me gustaría saber que opinan de Jayden, una chica fuerte y abnegada; ¿creen que North en realidad mandó a que la golpearan? ¿Creen que es un malentendido? ¡Comenten, y danle clic a la estrellita en su pantalla! ★★★★★

Se despide de ustedes su amiga no-licántropa,

-Gi.

Ooouh, y por poco lo olvidaba!

Estadísticas:

Edad:

El 39% de los lectores tienen entre 13 a 18 años.

El 22% tienen entre 18 a 25

El 28% lo mantiene en privado

El 13% tiene mas de 25 años

Género:

78% de los lectores son mujeres! Who runs the world? Grrrrls!

22% prefiere mantener el anonimato.

Países:

22.222% de los lectores son de Argentina y México; ambos con el porcentaje indicado.

5.556% es mi gente de Estados Unidos!

5.556% son de España, ¡olé!

5.556% son de Colombia, Paraguay, y Chile, el mismo numero para cada uno.

6.667% son de Austria. Qué genial!

Como sea, quiero llegar al siguiente punto: ¡Wattpad es genial con los números! Nah, en realidad quiero agradecerles por tomarse el tiempo de leer mis humildes líneas. Antes de publicar pensaba que era muy fácil escribir, pero ahora me doy cuenta que no hay que tomarlo tan a la ligera, siempre es mejor luchar por la perfección, y a pesar de que sé que me falta un gran camino por recorrer les quiero decir que aprecio su tiempo y sus buenos comentarios (los escasos que hay 7.7 no me lo tomaré personal, lectores fantasma) y se han ganado un lugar en mi corazón de hielo :'3

Así que gracias, thanks, merci, grazie, y el resto de las palabras que se utilicen para decir gracias. Sin embargo, no habría suficientes para demostrar mi afecto hacia ustedes chicos.

Ahora con esto me despido y les deseo una bonita mañana\tarde

oche.

Raised by Wolves ©Where stories live. Discover now