XXXIII. Maratón Parte 2

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Marihela

Anoche después de la cena fuimos a llevar a los chicos a sus respectivos lugares, quedé con la duda de Dante, pero intente no prestarle mucha atención y disfrutar del momento. Llegue a mi casa, mis padres estaban dormidos y me fui directo a mi cuarto. No tenía mucho sueño, últimamente he tenido presentimientos extraños que me quitan el sueño en la noche.

En la mañana me desperté por eso de la diez de la mañana. Empecé a recoger la casa ya que fue una orden de mi madre antes de salir a trabajar al igual que mi padre. Coloco música a todo volumen sin importarme los vecinos, lo hacen a cada segundo y cuando yo lo hago es un delito.

<<Coño e madres>>

Mis padres llegan al rededor de las cuatro de la tarde. Me da una ladilla horrible hacer almuerzo por lo que tomo la sabía decisión de no comer. Como a las dos de la tarde vamos a los médanos de coro por lo que apresuro el paso. Como soy de las que les gusta reggaetón del viejo.

Muevo mis caderas al song de Danza Kuduro.

–La mano arriba, cintura sola, da media vuelta... Danza Kuduro. No te canse ahora, que esto solo empieza... mueve la cabeza... Danza Kuduro... –Canto a todo pulmón con las cornetas al máximo –...Bailando me robo la atención desde el momento en que la vi, una nena latina, muy fina, de esas que me gustan a mi. Es puro que heleno, cuando lo mueve ella es como un trueno, va agarrándome con su bella danza, sin jugar yo le dije así, en peligro... mucho cuidado, porque salimos de aquí zafaos, nadie en la pista se ve cansa'o, tiene el tigre acelerado... Kuduro, morena, conmigo se pega, de la'o a la'o, de la'o a la'o... –Dejo de limpiar un momento para bailar al ritmo de la música –...El Kuduro es una danza que yo no conozco, pero como quiera, quiero bailarla, caminar en la arena, por la playa serena, haría todo para conquistarla, yo solo soy una ofrenda... mami deja el estrés, porque donde baila uno, pueden bailar tres, hasta diez ¿Qué es lo que tu crees? Bailemos Kuduro al derecho, al revés, rápido... lento, suave, también duro, bailemos Kuduro, tú y yo en lo oscuro y dicen, lento... lento, rápido, seguro, bailemos Kuduro tú y yo en lo oscuro mamá...

Dejo de cantar cuando escucho el timbre. Me encamino a la puerta que va al porche. Me sorprende encontrarme con Étoile.

–Hola cariño, me hubieras dicho que vienes y me cambio.

No recibo respuesta ya que se queda viéndome de pies a cabeza, debo admitir que no es el mejor atuendo para salir. Llevo puesto un short un poco corto con una franela de tiras. Es un conjunto color purpura pastel. Sus ojos me analizan con una mirada que llegó a reconocer puesto que es la misma mirada de deseo que se posa en los ojos de Dylan cada vez que me anhela para él. La manera en que me mira me recuerda que para él soy mas que una amiga... Me mira con un anhelo y deseo, que yo tristemente nunca lograré corresponder.

Me aclaro la garganta para llamar su atención a mis ojos.

–Étoile –Llamo.

El parece reaccionar por fin y despertar del trance.

–Cielll, cariño vine a visitarte y saber Como estas

–Ya voy –me acerco a la puerta para abrir y dejarle el pase libre –Pasa... estoy recogiendo y limpiando.

–¿Tú? ¿Limpiando? –frunce el ceño –¿Tienes fiebre? –Me toca la frente para revisarme la temperatura.

–No, estúpido –le doy un manotazo –No estoy enferma. Mi mamá me mando a limpiar antes de irme.

–¿A dónde vas? –Pregunta confuso.

–Los Médanos de Coro con los chicos a las dos –Miro la hora...

Serendipia #1 [Completa✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora