Mía.

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Salvador

<<Que mierda>>

Cuando por fin mi cuerpo reacciona me separó de golpe perplejo de lo acontecido.

<< ¿Que demonios acaba de pasar? >> Yo estaba muy tranquilo escuchándola y de repente, no sey ni cómo, la tenía sobre mi rodeándome del cuello con sus labios junto a los míos.

En serio quiero entender como llego a eso porque en mi cabeza no cabe la posibilidad.

–Aurora que... ¿Por qué me...?

Dejo de hablar al voltear a la barra. La mirada de los demás está puesta detrás de mí con asombro absoluto. Frunzo el ceño. Mare se voltea a Damián a pedirle algo. En ese presido momento me volteo...

La sangre me hierve al ver a un cabrón de mierda tocando lo que es mío ¿Que putas hace tocando a mi mujer? Y peor ¿Que hace ella dejando que la toquen?

Cierro mi mano en un puño. Camino a mi muñeca queriendo alejarla de ese imbécil. No pienso en nada más. Mi mente se nubla con la ola de irá que llega y camino con un solo propósito. Partirle la cara al imbécil de mierda. Mi mente solo se percata que no es cualquier beso. Es el típico beso que te pide una cama cerca y esa idea me gusta lo mismo que tirarme de un barranco. El cabrón la toma de la cintura. Está corresponde tomándolo del cabello profundizando el beso. Aceleró mi paso emputado con todo esta escena. La acerca a él le acaricia la cintura con delicadeza en la piel expuesta. Ella se aleja buscando aire. En ese presido momento llego y cojo al imbécil del cuello de la camisa tirándolo al suelo con toda la fuerza que me da. Cae de golpe. Se toma las costillas con una mueca. La morena se queda estática. Sus ojos pasan de mi al sujeto tirado en el piso. Dicho sujeto me mira con ojos asesinos. Lo que no sabe es que, el que acaba de despertar un asesino fue él. No yo. Y solo espero que se largue de mi puto bar como un buen e inteligente imbécil.

–No vuelvas a ponerle una puta mano encima a mi mujer –Digo fuerte y claro.

Varios en el lugar posan toda su atención en mi. Tenía ya un tiempo que no había problemas en el bar donde yo participara. La última vez fue un cabrón que estaba insultando a Dylan. Me empute y lo enfrente. De resto con todo y mi impulsividad. Procuro no meterme en problemas en el bar puesto que eso daña la imagen del lugar y la mía. Pero en este momento me vale muy poco la opinión pública. No voy a dejar que estén tocando a mi mujer como si yo no existiera. Que todo el puto mundo sepa que lo mío no se toca y mi mujer es mía. Nadie tiene que estar viendo lo que no es de sus incumbencia.

Un grupo de aproximadamente seis hombre le empezando a gritar para que se levanté, que se defienda y pelee. Sus presencia sinceramente me es irrelevante. Veo a la morena quien me mira temerosa. Se levanta de la silla cogiendo mi brazo. Sus ojos como corderito al matadero son cosas de ella que me fascina. Me encanta que saque ese lado infantil y caprichosos conmigo, sin embargo ahorita estoy lo suficientemente jodido como para prestarle atención a su ternura.

–Salvador cálmate.

–No. Hay imbéciles que tienen que aprender a no tocar lo ajeno.

–¿Ajeno? –se levanta –Si fuera ajeno no estuviera bailando sola.

<<¿Por que no se fue como un imbécil inteligente?>>

Doy un paso. No logro dar el segundo puesto que la pequeña y caderona morena me detiene poniendo su pequeño cuerpo enfrente de mi.

–No, por favor. No quiero que tengas problema por mi culpa.

–Lo siento... –La agarro con toda la delicadeza del mundo y la pongo detrás de mí –Pero tú provocaste esto –abre la boca.

Serendipia #1 [Completa✓] Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon