Reneé © ✔️

05- La verdad, y nada más que la verdad

—Sí, Simon. Reneé era mi hija.

Simon movió la cabeza, incapaz de procesar la información. De inmediato intentó comparar al señor Kane y a Reneé físicamente y... nada. El cabello castaño era lo único que tenían en común y en cuanto a personalidad... Bueno, ahí podían parecerse un poco. Ambos eran personas muy relajadas, difíciles de estresar, con un sentido del humor raro y un poquito tercos.

—¿O sea que Reneé y Scarlett eran hermanas? 

No.

Eso si que no.

¡Es que...!

No.

No podía haber dos personas más diferentes en el planeta. Es que incluso el fuego y el agua tenían más cosas en común que Reneé y Scarlett.

No las compares, Simon, no las...

Demasiado tarde.

Su mente trabajó a toda velocidad buscando similitudes. No las encontró. Físicamente, ninguna. Psicológicamente, menos. 

Scarlett era como una princesa, sólo le faltaba el título oficial.

Y Reneé era... más bruta.

No en el mal sentido, sino todo lo contrario. Reneé tenía sus momentos alborotados, intensos, en calma como una brisa de verano y fuera de control como una tempestad de invierno. En otras palabras, era el paquete completo.

Era.

Ya no más.

—Señor Kane, ¿por qué no me lo dijo?

—Fue decisión de Reneé mantenerlo en secreto. Ella no quería forzar ninguna relación, conmigo ni con nadie.

—¿Entonces lo sabía? ¿Reneé lo sabía?

—Claro que lo sabía. Era una chica lista, y no sólo estoy hablando de su talento con los números. Yo sólo... —movió la cabeza y miró hacia otro lado—, apenas estábamos conociéndonos. Me habría gustado tener más tiempo con ella. Discúlpame por molestarte, Simon.

—Pero... Señor Kane, no puede irse...

Simon no supo por qué lo detuvo; tal vez sólo quería seguir hablando de Reneé, quería convencerse de que no había sido la única persona que le falló, que se equivocó con ella.

—Simon, sabes que te aprecio mucho, pero en este momento no puedo hablar con nadie.

Y se marchó.