One shot 2: "Nuevos rostros, nuevas oportunidades"

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KATERINA

Fue la última en abordar el avión.

Pero no fue su culpa, sino de la autora de la saga de libros que acababa de comenzar.

Si no hubiese escrito una historia tan fascinante, Kat no se habría desvelado por terminar hasta el último capítulo, no le hubiese costado levantarse y no habría llegado atrasada al aeropuerto.

Sonrió mentalmente ante sus propios pensamientos. Llegar atrasada era su culpa y ella lo sabía muy bien.

Avanzó por el pasillo del avión hasta encontrar su asiento -junto a la ventana, por supuesto-, dejó su maleta arriba, en el portaequipajes y se sentó.

Junto a ella iba sentado un niño de unos diez años, y en el lado del pasillo quien parecía ser su madre; ambos conversaban en un inglés rápido que Kat no se molestó en comprender.

—Ay, no... —había dejado en la maleta el libro que tenía planeado leer durante el viaje, así que se levantó para abrir el portaequipaje—. Disculpe, permiso... Excuse, me... Thank you, I'll just...

—Señorita, ya vamos a despegar. Debe sentarse —dijo una azafata en inglés.

—Sí, de inmediato. Sólo quiero sacar... un libro... —replicó Kat en el mismo idioma.

No quiso sacar la maleta entera, sólo la abrió y metió la mano, sabiendo dónde estaba lo que buscaba. Pero la maleta iba tan apretada entre otras dos, que no se pudo abrir lo suficiente para que el libro saliera.

—Señorita...

—Sí, ya casi...

—¿Te ayudo? —preguntó alguien de la fila de atrás, levantándose.

—No se preocupe, ya casi...

—Espera, déjame ayudarte...

Pero Kat tiró con todas sus fuerzas, y tanto su mano como el libro salieron disparados del interior de la maleta. El impulso fue tal que ella no reaccionó a tiempo y golpeó al extraño en el rostro—. ¡Oh no! ¡Lo siento tanto! I mean... I'm so sorry sir...

El extraño, alto y de cabello negro, la miró con una expresión furiosa mientras se tapaba un ojo con una mano.

—¡Te dije que esperaras!

—Por favor, discúlpeme, yo... ¿Puedo conseguirle algo de hielo?

El extraño movió la cabeza y soltó una maldición en inglés.

—Mejor siéntate, niña bruta.

Kat se sorprendió tanto con el insulto que no atinó a responder. Roja y abochornada, tomó asiento en silencio y el avión despegó.

Pero... ni siquiera el insulto de un gringo malhumorado pudo bajar la intensidad de su entusiasmo.

¡Se iba a Ámsterdam!

Y las ventajas del viaje eran bastantes:

1. Pasaría un par de meses conociendo esa ciudad preciosa. 

2. Estaría con su padre a quien no veía hacía ya seis meses.

3. Terminaría de escribir su historia.

Por donde se le viera, era un buen plan.

Así que abrió su libro -maltratado por el golpe y el tironeo- y comenzó a leer, olvidando al extraño que acababa de golpear.


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Reneé ©  ✔️Où les histoires vivent. Découvrez maintenant