Reneé © ✔️

06- Cameron

Simon sentía la fría brisa contra su rostro, su cuerpo temblaba de frío, pero él no lo procesaba. Debí abrigarme más, pensó en alguna parte de su mente. Eso fue todo. El resto de su ser seguía mirando al frente, en medio de aquella nublada tarde en la pequeña ceremonia que él y Edith habían decidido hacer para Reneé.

Edith había dicho unas cuantas palabras, Simon escuchó a medias. Sabía que él también debía decir algo, pero no pudo. No frente a todos ellos. 

Cobarde. ¿Por qué no gritas lo que sientes?

¿Por qué te callas?

El sacerdote dio por terminada la ceremonia, y todos comenzaron a retirarse. Edith se llevó las cenizas, su tembloroso labio inferior contrastaba con la seguridad y firmeza en sus manos. Simon se quedó allí, y no habló hasta que no quedó con nadie más que Scarlett a su lado.

—Simon, ¿qué estamos esperando?

—Espérame en el auto.

—Vine con mi papá.

—Entonces vete con él.

Scarlett soltó un resoplido, enojada, y se quedó en silencio por varios segundos. Simon no se movió.

—No soy estúpida, Simon. Tú y yo vamos a hablar.

Y se alejó.

Simon continuó de pie mirando al frente. No había lápida, ni tumba. Aquel era un parque, no un cementerio. Pero él lo había elegido porque le inspiraba libertad, y tal vez a Reneé le habría gustado también.

Entonces, cuando ya nadie podía verlo ni escucharlo, habló:

—Te amaré a lo largo del túnel, en la oscuridad y en la nube de la incertidumbre. Te amaré durante todo el camino, porque sé que me amas también, que avanzas a mi lado y que al final compartiremos la luz.

Había tratado de escribir sus votos para su matrimonio por meses, pero no lo lograba. Ahí, sin embargo, pensando en Reneé, las palabras salieron espontáneas. Sinceras. Crueles, como una espada de acero a través del pecho.

No eran sus votos para Scarlett. Jamás lo serían. Eran sus votos para Reneé. Aunque ella ya jamás los escucharía.