25- Como padre e hijo

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El sonido de la alarma fue para la cabeza de Simon como un trueno en medio de una noche tranquila

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El sonido de la alarma fue para la cabeza de Simon como un trueno en medio de una noche tranquila.

¿Por qué demonios tenía que levantarse?

Soltando una maldición y con la sensación de haber dormido menos de una hora, estiró el brazo, apagó la alarma e intentó seguir durmiendo, sólo para repetir el movimiento cinco minutos después.

Nunca más tendré sexo sabiendo que al día siguiente debo trabajar. Pensó, aunque no lo cumpliría... no tratándose de Reneé.

Se fregó los ojos soltando un bostezo. Se volteó ligeramente, atrapando a Reneé en sus brazos y besándole la mejilla. Ella solía despertar siempre antes que él, pero aquella mañana simplemente soltó un gruñido como único gesto, sin reaccionar.

Está agotada, y con razón

Habían terminado de comerse las donas a las cuatro de la mañana y minutos después tenía a Reneé moviéndose encima de él, comenzando una nueva ronda igual de buena y exigete que la anterior.

Simon sacudió la cabeza y se levantó. Si seguía pensando en todo lo que habían hecho... jamás se levantaría.

Luego de darse un baño, salió de su habitación al mismo tiempo que cierta cabecita se asomaba en el pasillo.

—Hola, Cam.

Cameron lo miró con precaución y se metió nuevamente a su habitación; Simon sonrió. Todas las mañanas era lo mismo, despertaba tímido. Luego recobraba la confianza y volvía a ser el niño que se adueñaba del departamento haciendo que sus autitos recorrieran las paredes.

Siendo sincero... Simon al inicio pensó que le costaría acostumbrarse a la presencia de Cam, y en medio de esas dudas imaginó los papeles de su trabajo desparramados por el suelo y las paredes llenas de rayas de crayones. 

Afortunadamente se equivocó. Para ser un niño curioso de dos años, Cameron también era... tranquilo, incluso silencioso.

Simon encendió la cafetera y mientras se hacía el café, untó un trozo de pan con mermelada. Estaba acomodando todo en la isla de la cocina cuando Cameron volvió a aparecer junto a la puerta. 

—Ven a desayunar, Cam. La mermelada está deliciosa.

Cameron avanzó hacia él con pasos lentos, pero cuando llegó a su lado estiró ambos brazos hacia arriba. Simon lo levantó y lo sentó en una de las sillas.

—Tendremos que comprar un alzador —comentó, aun sabiendo que Cam no entendería—. Las sillas siguen siendo demasiado grandes para tí.

Le calentó un poco de leche y desayunaron.

Minutos después, Simon lo dejó viendo caricaturas sobre el sofá de la sala esperando que volviera a dormirse mientras él terminaba de arreglarse. Pero Cam siguió tan despierto como antes. 

Reneé ©  ✔️Where stories live. Discover now