10- De vuelta

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Cuando Reneé abrió los ojos y logró acostumbrarse a la luz del lugar, reconoció que se encontraba en una clínica

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Cuando Reneé abrió los ojos y logró acostumbrarse a la luz del lugar, reconoció que se encontraba en una clínica. Tenía que ser una clínica, porque los hospitales públicos no se daban el lujo de tener habitaciones tan grandes para un sólo paciente, ni sillones junto a la ventana, ni sábanas tan finas y suaves como el algodón.

Intentó levantarse, pero no pudo moverse ni un centímetro. ¿Por qué el cuerpo le pesaba tanto? ¿Por qué apenas podía mantener los ojos abiertos? 

Se sentía... drogada.

Entonces lo vio.

De pie al otro lado de la cama, con los brazos cruzados y una sonrisa bonita, había un extraño observándola. Tenía los ojos azules, el cabello negro y una bata de doctor.

Estoy en el cielo, pensó Reneé. Ese definitivamente es un ángel. Maravilloso.

—Hola, señorita milagros —saludó él, inclinándose y examinándole los ojos con una linterna. Reneé apenas vio la luz.

Intentó hablar, pero se sentía tan débil y cansada que no pudo mover la lengua, su cuerpo definitivamente no estaba respondiendo.

—Estás sedada, Reneé. Has estado quejándote mucho las últimas horas a pesar de los analgésicos, así que decidimos inyectarte un poco de morfina para el dolor. Mira, apenas puedes mover los ojos. Ciérralos y descansa. Cuando despiertes te sentirás mejor y tu familia estará acompañándote.

¿Mi familia?

Reneé se habría reído si hubiese tenido fuerzas.

Pero le fue imposible seguir aguantando y se durmió.

Cuando volvió a reaccionar, lo primero que sus sentidos percibieron fue un nuevo aroma en la habitación

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Cuando volvió a reaccionar, lo primero que sus sentidos percibieron fue un nuevo aroma en la habitación. Era un perfume de hombre que ella conocía, y su mente trabajó en poder reconocerlo. Le inspiraba... seguridad.

Abrió los ojos y lo primer que vio fue a un hombre de cabello castaño con un par de canas, que leía un libro en voz baja sentado en una silla a su lado. Y entendió que la voz que había escuchado en sus sueños pertenecía a él.

Reneé ©  ✔️Where stories live. Discover now