HISTORIA COMPLETA
¿Existe un sentimiento peor que el amor?
Según Simon Blackwood, sí: la culpa.
Libro 2.5 de la trilogía "Guerreros Contemporáneos"
Se recomienda leer antes "Los principios de Oliver".
Todos los libros están completos y disponibles e...
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Reneé estaba en el pasillo de los lácteos cuando Edith la alcanzó, empujando un carrito lleno de cosas hasta el límite.
—Si sabes que el resto e la ciudad también debe comer, ¿verdad?
Edith rodó los ojos.
—La mayoría de las cosas son encargos de Oliver. No tenía idea que para cocinar se necesitara tanto ingrediente. Pero... —consultó el papel con la lista de compras—. Creo que sólo me falta el orégano. ¿Tú?
—Ya estoy lista —respondió Reneé, mirando su propia lista, solo un poco más corta que la de Edith.
Se sentía tan bien volver a hacer algo tan simple como ir al supermercado y recorrer los pasillos empujando el carrito. Hacía meses que no vivía una experiencia así tan... cotidiana.
—¿Por qué compraste esos fideos? —preguntó mirando el carro de Edith—. Están mucho más caros que estos —le enseñó los que ella había comprado—. Y son igual de buenos, te lo aseguro.
Edith se encogió de hombros.
—Para serte sincera... nunca me fijo en los precios.
—No tienes idea lo mucho que se puede ahorrar cuando se compra con un poco más de cuidado —dijo Reneé con gentileza—. Ven, te enseñaré.
.
—¡Adivina! —exclamó Edith cuando Oliver se acercó a ellas en el estacionamiento del edificio para ayudar con las bolsas—. Ahorré un treinta por ciento.
—¿Y cómo? —preguntó él.
—Sólo segui algunos consejos que me dio Reneé al momento de elegir qué comprar.
En ese momento, también llegaron Simon y Cameron, que inmediatamente comenzó a levantar sus brazos esperando recibir una bolsa.
Reneé le entregó una pequeña que contenía un paquete de servilletas.
—Puedes ayudarnos con eso, Cam.
—Es tan adorable —susurró Edith, mirándolo caminar cargando la bolsa como si llevara el peso del universo en ella—. Me hace querer tener un hijo.
A Oliver se le cayó la bolsa de los lácteos.
—Demonios, Edith. No digas burradas.
Reneé y Simon rieron.
—Nos vemos después —exclamó Edith mientras se alejaban; ella y Oliver seguían recogiendo los lácteos.
Cuando entraron al departamento, dejaron las bolsas sobre la mesa.
