One Shot 1.2: "June y Klaus"

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El inicio de algo...

JUNE

Apenas podía caminar cuando finalmente llegaron al motel. Tenía las piernas entumecidas, la piel fría, el cuerpo húmedo y el agotamiento parecía tirar de ella sin dejarla avanzar. ¿Cuánto caminaron? ¿Dos kilómetros? Se sentían como diez, así que fue un alivio ver finalmente el cartel del motel iluminado por un par de luces.

—No me da buena espina —susurró June echando una mirada a su alrededor. Era un lugar lúgubre, pobremente iluminado, pero al parecer lleno de clientes: había autos, gente riendo a carcajadas en lo que parecía ser un bar, y luces y música en algunas habitaciones.

—A mi tampoco, pero creo que peor será quedarnos afuera. Ven, entremos.

Llegaron a la recepción e inmediatamente los invadió una calidez que June añoraba. Ella se quedó atrás mientras Klaus hablaba con el encargado, luego él se volteó y le enseñó la llave que le habían dado.

—Sólo queda una habitación —dijo a modo de disculpa.

—No importa —respondió June, presa del cansancio.

—Es la dieciséis, por las escaleras. Vamos.

Cuando entraron a la dichosa habitación, June se sorprendió por lo acogedora que lucía. No era así como la imaginaba: no era amplia, tampoco pequeña; tenía una cama matrimonial en el medio, un ventanal sin balcón, lámparas e incluso una pequeña chimenea adosada a la pared, lista para encender un fuego, además de una puerta que seguramente daba paso a un baño.

—Es más limpio de lo que creí —murmuró Klaus mirando a su alrededor—. Encenderé el fuego, estoy congelado.

June abrió la puerta del baño; en el mueble había toallas limpias, más sábanas, pequeños frascos de champú y jabón.

—¡Hay agua caliente! —anunció al abrir la llave de la ducha, y Klaus soltó un gritito de alegría—. Pido el baño primero —y cerró la puerta sin esperar respuesta.

Se dio un baño caliente y poco a poco sus músculos tensos se relajaron y dejaron de doler. Cuando salió de la ducha June se miró al espejo y se secó el cabello con la toalla. Luego envolvió su cuerpo con una de las toallas secas y al salir del baño, vio que Klaus había encendido la chimenea.

—¿Klaus? —no se veía por ningún lado.

June se acercó a la chimenea y tendió su ropa en una silla frente al fuego para que se secara lo más pronto posible. Luego comenzó a peinarse con los dedos.

La puerta se abrió y Klaus apareció trayendo dos vasos de café, una bolsa de papel bajo el brazo y otras cosas.

—El motel vende de todo —anunció, dejando los cafés sobre el mueble, junto a la bolsa de papel que parecía contener comida—. Compré café, sándwiches y un trozo de brownie. Traje también dos camisetas y pantalones cortos. Nos servirán para que nos quitemos la ropa empapada —recién entonces pareció notar que June estaba cubierta sólo por una toalla y sonrió—. Ya te adelantaste, mira qué pícara me saliste.

June sintió que las mejillas se le calentaban.

—No podía ponerme la ropa húmeda, las toallas eran lo único seco.

—Por eso traje esto —Klaus le entregó dos de las prendas que había conseguido, y June le dio las gracias—. Entraré a darme un baño, puedes cambiarte tranquila.

Cuando Klaus terminó, pusieron unos cojines en el suelo frente a la chimenea y se sentaron a comer. El café estaba más caliente que frío, y con un par de sorbos June sintió que se le calentaba hasta el alma. Y tal vez era el hambre y cansancio, pero le pareció que el sándwich de queso, jamón y lechuga estaba delicioso.

Reneé ©  ✔️Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt