31- El cumpleaños

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Reneé acomodó todo con absoluta precisión en la bandeja: la copa de jugo de frambuesa, el trozo de pie de limón, las galletas de vainilla, el sándwich de pasta de jamón, la taza de té y el pequeño regalo, hasta que todo le pareció perfecto

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Reneé acomodó todo con absoluta precisión en la bandeja: la copa de jugo de frambuesa, el trozo de pie de limón, las galletas de vainilla, el sándwich de pasta de jamón, la taza de té y el pequeño regalo, hasta que todo le pareció perfecto.

Entonces Cam estiró su manito y sacó una de las galletas.

—¡Son para Simon!

Cameron simplemente sonrió llevándose la galleta a la boca con expresión traviesa.

—Niño mimado —Reneé le besó la mejilla, y en ese momento escuchó pasos desde el pasillo, así que salió rápidamente de la cocina, encontrándose casi de frente con Simon—. Vuelve a la cama —ordenó, empujándolo hacia atrás.

—¿Por qué? —preguntó él, extrañado y desorientado, signos de que recién había despertado.

—Que vuelvas a la cama. Cameron, oblígalo. Tú sabes por qué.

Simon se dejó llevar por Cameron de vuelta por el pasillo y Reneé volvió a la cocina, agarró la bandeja y los siguió.

—¿No vas a decirme? —escuchó la voz de Simon.

—¡No! —exclamó Cameron, riendo.

—¡Sorpresa! —gritó Reneé desde la puerta.

Simon ya estaba sentado sobre la cama, y sonrió al verla.

—Conformas la imagen más gloriosa que he visto en mi vida, Reneé.

Ella rió, y Cameron se acercó de inmediato. Tuvo que llevar la bandeja agachada para adaptarse a la altura del niño y pretender que él ayudaba. Luego la dejaron sobre las piernas de Simon, y Cameron trepó a la cama para abrazarlo.

—Gracias, bebé. Es un desayuno precioso. ¿Tú lo preparaste? —preguntó Simon, y el pequeño asintió.

Reneé se acercó a Simon y le dio un rápido beso en los labios.

—Feliz cumpleaños. Te amamos.

—¡Amo! —exclamó Cameron, abrazándolo de nuevo y sacando una galleta al apartarse.

—¡Abre tu regalo! —dijo Reneé con ansiedad.

Simon tomó la cajita negra adornada con una cinta violeta, la abrió y sonrió. Era un reloj de los que él coleccionaba.

—Para tu colección. No es tan caro como los que ya tienes, pero...

—Eso no importa. Me encanta, les juro que me encanta.

Dejó la bandeja con cuidado a un lado y antes de que Reneé o Cameron pudiesen reaccionar, los tenía atrapados en un fuerte abrazo, haciéndoles cosquillas.

—¡Bebé, no! ¡Bebé no! —gritó Cameron en medio de las carcajadas, con las mejillas rojas.

Desayunaron los tres juntos sobre la cama. Simon optó por el té (como Reneé había previsto), ella se bebió el jugo y Cameron se dedicó a su infaltable biberón. Se tomaron una foto los tres juntos, y acordaron ponerla en la sala, junto al estante de la televisión.

Reneé ©  ✔️Where stories live. Discover now