32- El quiebre

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Cloc

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Cloc. Cloc.

—¡Qué obediente! —exclamó la señora Blackwood.

Cloc. Reneé podía escuchar el sonido del reloj de la cocina, a pesar de las risas.

—Leí un estudio de psicología el otro día —comentó Scarlett—. Concluye que no importa el cambio en el ambiente de un individuo, siempre se comportará de acuerdo al entorno del que viene.

Cloc.

—Eso explica mucho.

Y Reneé seguía sin reaccionar.

Porque a pesar de todo lo que le había pasado, a pesar de todas las miradas horribles y comentarios cargados de veneno de la señora Blackwood... una parte en su interior, una ingenua y esperanzada, no podía creer que la mujer que había criado a alguien tan bueno como Simon estuviese haciéndole eso a un niño.

—¡Mamá! —exclamó Billy, dando un paso adelante—. ¡¿Qué están haciendo?!

La señora Blackwood y Scarlett se sobresaltaron, luego miraron a Reneé con desafío, evaluando su reacción.

—El niño quería galletas.

—¡¿Y por eso le das comida en el suelo?! ¡¿Qué carajos, mamá?! Reneé, ¿qué...?

Reneé pasó zumbando junto a Billy con la intención de agarrar a esas mujeres y sacarles los intestinos. Sentía una rabia poco racional, descontrolada corriendo por sus venas como fuego incandescente.

Y entonces... se detuvo.

Con las manos temblando.

Con la boca seca.

Y la esperanza reducida a cenizas.

Porque Cameron estaba observándola. Porque ella ya no era aquella Reneé dispuesta a arreglar todo con violencia, al menos no en frente de Cameron, no contra una embarazada, no contra la madre del hombre que amaba.

Tomó a Cameron en brazos y se alejó de vuelta hacia el pasillo. Aunque antes de atravesar la puerta, se volteó.

Porque no dejaría que las cosas se quedaran así. De alguna forma, las dos hijas de puta pagarían.

—Se creen superiores a mí. Pero, ¿saben qué es lo curioso? Que no son más que dos mujeres resentidas que actúan guiadas por las emociones. Gracias a eso acaban de cometer el peor error con respecto a Simon. Querían alejarlo de mí, y ahora yo me aseguraré de alejarlo de ustedes. Las va a odiar para toda la vida —Reneé les sonrió con desagrado y miró a Scarlett—. Tú te vas a quedar sola —luego a la señora Blackwood—. Y usted perderá a otro de sus hijos.

Sí, Reneé se encargaría de darles donde más les dolía, de una forma que no la olvidarían jamás. La violencia física no era nada comparada con el placer que podía llegar a sentir viéndolas pudrirse en su propia amargura.

Reneé ©  ✔️Where stories live. Discover now