16- Viviendo el sueño

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Simon, de casi veintiséis años, tenía completa autoridad sobre su vida y sobre el departamento en el que estaba, que era su casa

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Simon, de casi veintiséis años, tenía completa autoridad sobre su vida y sobre el departamento en el que estaba, que era su casa. Pero por alguna razón, sabrá dios cuál, sintió verdadero pánico de que su madre llegara de pronto y lo encontrara a punto de tener sexo con una chica.

—¿Le dio una llave del departamento... a su madre? —exclamó Reneé arreglándose la ropa.

—Parecía una buena idea... 

—¡¿En qué universo?!

—Se la di en caso de alguna emergencia, Reneé. No pensé que aparecería en un momento así.

—¿Simon, estás aquí? —la voz de su madre se acercaba por el pasillo, y Reneé corrió hacia el clóset.

—¿Qué harás ahí?

—Esconderme, obvio.

—¿Para qué? Voy a presentarte.

—¿Está loco? —Reneé lo miró incrédula, y su expresión lo hizo reír—. No es gracioso. Tendríamos que dar demasiadas explicaciones y no tengo ganas.

Cerró la puerta al mismo tiempo que la de la habitación se abría y su madre se asomaba.

—Mamá.

—¡Simon! ¿Estás sordo? 

—Perdón, estaba acostado... durmiendo.

Recibió el abrazo de su madre, la vio examinar a detalle la habitación y luego a él.

—¿Qué te pasó en el cabello? ¿Y por qué estás sin camisa?

—Te lo dije, estaba durmiendo. 

—Deberías usar el pijama que te regalé en navidad. Es de algodón. ¿Y por qué tienes los labios hinchados?

—Uh... alergia. ¿Qué haces aquí?

—¿Cómo que qué hago aquí? —Simon la detalló. Su madre iba vestida con ropa deportiva, seguramente pasó desde el gimnasio; en ese caso, se quedaría un buen rato. Pobre Reneé, se moriría de hambre ahí encerrada—. Llevas más de una semana sin aparecerte por la casa, estaba preocupada. No es lo mismo hablarte por teléfono. Y tu padre mencionó que trabajas tanto en la oficina como aquí. ¿Qué te pasa, hijo? ¿Estás así por Scarlett? Sabía que tu decisión de terminar con ella era una mala idea. Mírate, ambos están destruidos y...

—Espera, espera —Simon casi se echó a reír—. Yo no estoy mal. Estoy genial, mamá —el recuerdo de Reneé en sus brazos era tan reciente y abrumador que apenas pudo contener la excitación que amenazaba con expandirse por su cuerpo—. Lo único destruído aquí es tu plan de la boda perfecta.

Su madre lo observó con dureza.

—Yo sólo quiero tu felicidad, Simon. Sé que a muchos hombres les cuesta darse cuenta cuando tienen a la mujer perfecta frente a ellos, pero Scarlett es perfecta para tí. Se conocen desde pequeños, es como si hubiesen nacido el uno para el otro.

Reneé ©  ✔️Where stories live. Discover now