EXTRA 2: "Primera y última cita"

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Dos años después...

Las últimas semanas de primavera traían una agradable temperatura al ambiente, y la oficina del subgerente en el quinto piso lo probaba

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Las últimas semanas de primavera traían una agradable temperatura al ambiente, y la oficina del subgerente en el quinto piso lo probaba. Simon se quitó la chaqueta del traje y la lanzó al sofá, recogiéndose las mangas de la camisa para sentirse más cómodo; luego volvió a enfocarse en los papeles que tenía frente a él en el escritorio.

Se encontraba concentrado y rodeado del más absoluto silencio cuando la puerta se abrió sin advertencia y Reneé apareció.

—Hola —saludó, entrando y cerrando la puerta detrás de ella. Llevaba unos jeans rasgados en las rodillas, un delgado chaleco tejido en hilo y el cabello suelto. Lucía preciosa... y cansada.

—Hola, cosa hermosa.

Ella dejó su mochila sobre el sofá, rodeó el escritorio y se sentó en sus piernas para besarlo y saludarlo como correspondía. Simon la apretó contra él y la escuchó reír con las cosquillas.

—¿Cómo estuvieron tus clases? —preguntó, jugando con un mechón de su cabello.

—Un poco tediosas. Estuve toda la mañana escuchando a esa profesora que no me gusta.

—¿La de casi ochenta años a la que no se le entiende nada?

—Exacto. ¿Almorzaste ya? Muero de hambre... ¿No tienes por ahí una galleta? Y hablando de galletas... —Reneé miró a su alrededor con el ceño fruncido—. ¿Dónde está nuestro hijo?

—Acaba de bajar a la cafetería con mi padre, me sorprende que no te los encontraras en el elevador.

Reneé suspiró.

—Me apena que tenga que pasar tanto tiempo en la oficina. Es sólo un niño. Insisto en que deberíamos contratar alguien que lo cuide, una niñera.

—Pero Cam aquí no se aburre, Reneé. Ya te lo he dicho. Pasa de esta oficina a la de mi padre y a la del tuyo. Lo llevamos a la cafetería o a los talleres de los primeros pisos para que se distraiga. Además, no es todo el día. Sólo en la mañana. Y no me gusta la idea de dejar a Cam con alguien extraño.

—Sí... sí, tienes razón.

—Además, en un par de meses entrará al colegio y su horario coincidirá con el nuestro —Simon la besó de nuevo y sintió que su cuerpo se relajaba en sus brazos. Reneé se estresaba con facilidad, pero él sabía qué decirle y cómo tocarla para lograr un efecto contrario.

—Por cierto, tengo la tarde libre. ¿Necesitas que te ayude con algo de la oficina?

—De hecho... sí. Ya estoy estresándome planeando la reunión de la próxima semana.

—Mmm... a ver... —Reneé le soltó la corbata, desabrochándole también los dos primeros botones de la camisa—. ¿Mejor?

—Un poco.

Reneé ©  ✔️Where stories live. Discover now