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En la noche, las pesadillas se abren camino nuevamente en mis sueños y esta vez soy yo quien se encuentra encerrada en ese laboratorio

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En la noche, las pesadillas se abren camino nuevamente en mis sueños y esta vez soy yo quien se encuentra encerrada en ese laboratorio.

Me rodea un grupo bastante numeroso de personas que me observan con miradas que me hacen pensar que he de tener un tercer ojo u algo parecido en el rostro.

-Mantente quieta -uno de ellos habla y cuando noto a quien pertenece la voz, encuentro entre el grupo de personas al doctor Hoffman-. Va a doler.

Lo siguiente que se es que comienzo a llorar en mis sueños por el intenso dolor luego de lo que sea que me hayan hecho. No me duele en realidad, puesto que continúo dormida y los médicos solo continúan observándome como a una asquerosidad, como si me hubieran transformado así de pronto de una persona a un objeto.

Un sonido incesante me taladra la cabeza obligándome a despertar y cuando lo hago estoy tirada en el suelo de mi habitación. No tengo ni idea de como termine aquí acostada, pero se que mi cuerpo pesa horrores y siento como si mi cerebro fuera a estallar luego de haber estado llorando todo el día de ayer.

Cuando consigo detener la desesperante alarma del despertador, la voz robótica una vez más anuncia que es lunes y así me recuerda que el tiempo no se detuvo cuando mi vida entera se desvaneció en mentiras.

Al verme en el espejo del baño, soy el desastre que me siento: mis ojos están completamente irritados, mi nariz esta roja y mis labios hinchados.

Me lavo la cara intentando al menos por un momento mejorar mi apariencia, pero cuando vuelvo a mirarme lo más que logro es que nuevas lágrimas salgan de mis ojos.

Siento un vacío en mi interior y no por haber comido absolutamente nada desde ayer por la mañana, sino por que he perdido el sentido de mi vida.

Sí crecí toda mi vida con un millón de dudas acerca de quienes eran mis padres y quizás también me preguntaba porque eran tan indiferentes conmigo, pero juro que jamás esperé nada de esto. No esperaba que pasaran todo su día torturando a una niña, ni que cada que mi padre nos abandonaba a mitad de la cena con mi madre siguiéndolo por detrás era porque a otro hombre se le ocurría que era el mejor momento para anunciar una nueva prueba para ella, y mucho menos pensaba que todo este tiempo yo también fui nada mas que otro de sus experimentos.

¿Aún me estudian? ¿Por eso sigo con vida? ¿Es por eso que el médico intentaba calmarme ayer? ¿Acaso todo esto también es una prueba?

Las miles de teorías que de pronto atacan mi mente, solo consiguen hacerme sentir peor así que, como puedo, me dispongo a vestirme con una sudadera y unos jeans que van en contra de todo lo que mi madre -si es que aún puedo seguir llamándola así- sugeriría que vistiera. Cepillar mi cabello únicamente logra que las ondas que lo forman se destrocen y termine luciendo peor, mientras que solo retiro el maquillaje que escurrió por mi cara con las yemas de mis dedos y no hago mayor esfuerzo por mejorar mi apariencia.

EL CÓDIGO QUE NOS UNE (Edición Final) ©Where stories live. Discover now