35

26 5 10
                                    

«Parámetros normales

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«Parámetros normales. Sin evidencia de alteraciones», mi analizador de muestras anuncia antes de imprimir los resultados de los nuevos estudios que le practiqué a las muestras de sangre que obtuve de mi hija. De nuevo arrojando absolutamente nada.

Tengo un montón de laboratoriales sobre la mesa que de presentárselos a cualquier médico que jamás haya visto a Madison en su estado actual, de inmediato pensarían que pertenecen a una persona común y corriente.

No hay nada que esté causando este deterioro. Sus órganos sólo han decidido dejar de funcionar y no hay evidencia de nada extraño en su cuerpo.

Cansada luego de horas buscando alguna respuesta, vuelvo a la enorme casa para visitar a mi hija y al llegar al laboratorio la encuentro durmiendo profundamente; con la cabeza recargada sobre el hombro de su amigo quien decidió compartir la diminuta cama con ella, ahora también inmerso en un profundo sueño.

Las gráficas del centro de control permanecen estables gracias al efecto del Signefrex aún presente en su cuerpo y Wen, está inmerso en la preparación de un nuevo medicamento en el centro de mezclas.

-¿Cómo está? -pregunto para llamar su atención y al escucharme me mira por sobre los anteojos que lo hacen lucir más viejo de lo que es.

-Lejos de bien -responde-. Vomitó sangre está mañana, su hígado está empeorando y los riñones no ayudan -enlista-. Tuvo fiebres y taquicardia repentina y recurrente.

-Estaba pensando en hacer una transfusión de células madre -anuncio-. Alison...

-Está protegida por la Asociación -me interrumpe.

-¿Qué hay de otro niño? Debe... debe haber alguien que sea compatible con ella. Debe haber algo que podamos hacer. El Centro... -me desespero.

-Los exámenes están limpios, no hay nada que atacar -insiste-. Por ahora te sugiero que te prepares para lo que es más que evidente.

La frase que más temía escuchar deja su boca y aquello trae un nudo enorme a mi garganta que de inmediato me llena de pánico y frustración.

-¿Por qué dices eso? Ella... ella no puede morir. Hay miles de cosas que podemos probar. Es fuerte, puede resistirlo -mi voz se rompe.

-Georgina, solo haremos más daño si continuamos a ciegas. Estos tratamientos la están perjudicando más de lo que la ayudan -se acerca cuando entro en un colapso nervioso que paraliza cada fibra de mi cuerpo.

-Pero...

Me frota el brazo en clara señal de apoyo y lástima ante este repentino suceso hasta que me suelto a llorar.

-No entiendo que fue lo qué pasó... ella estaba bien. Estaba sana... ¿Cómo...?

-Sabíamos que esto podía pasar en cualquier momento. Todas las sustancias que utilizamos pueden tener efectos a largo plazo, he estado analizando su expediente, intentando trabajar en inhibidores de lo que hayamos utilizado en ella, pero no han funcionado -contesta-. Mientras tanto vamos a tratar de disminuir su dolor y tratar de hacerla sentir lo más cómoda posible durante el tiempo que le queda...

Me abraza y yo me dejo envolver en sus brazos sollozando contra su cuerpo. Dándome cuenta de cuánto necesitaba esta clase de apoyo.

Se que este hombre me odia, se que no le importa ni un poco lo que sea que me pase. He arruinado todo lo que el había tratado de construir todo este tiempo y la verdad es que me sorprende que ahora actúe de este modo tan compasivo en medio de todo esto, pero lo agradezco infinitamente.

La alarma del centro de control es lo que consigue separarnos y luego de limpiarme las lágrimas que empapan mi cara, me encuentro con la pantalla entera teñida de amarillo; con un parpadeante aviso en enormes letras rojas en el que se lee «ALERTA».

Dentro de la habitación Madison tose inclinada sobre sus piernas escupiendo lo que parece ser más sangre mientras su amigo se esfuerza por recoger su cabello y apoyarla.

Yo me paralizo ante la terrible escena y Wen observa con atención los miles de gráficos que advierten como su cuerpo entero comienza a darse por vencido.

Por un comunicador, llama a Sean y en cuestión de segundos éste llega para seguir las instrucciones que Wen empieza a darle y que a diferencia de mí, ejecuta de inmediato adentrándose en la habitación.

-Gina -Levy suspira cuando al fin me atrevo a entrar y los hombres ya hacen su mejor esfuerzo por controlar la situación.

-Estoy aquí Maddie -digo acercándome hasta tomar su mano que en medio del horrible ataque de tos se aferra a la mía con fuerza.

La obligan a recostarse y analizan rápidamente sus pupilas y la garganta que jadea por aire.

-Madison, necesito que intentes calmarte - Wen le ordena tomando la cara de mi hija que me parte el corazón por la forma en que comienza a perder el color ante la aparente falta de oxígeno-. Vas a estar bien. Vamos a dormirte y te vamos a ayudar a que te recuperes ¿me entiendes? -le explica antes de acercar una mascarilla de anestesia a su boca que le hace sacudir la cabeza y a mí, me aterroriza de inmediato.

-Wen... -chillo.

-No tenemos opción Georgina, tiene líquido en los pulmones -me dice cuando al fin le coloca el aparato que rápidamente comienza a adormilarla hasta que su mano se suelta de la mía.

Es Levy quien me jala para hacerme a un lado y dejarlos trabajar.

-Va a estar bien -el chico me abraza con la voz también destrozada y llena de terror mientras me obliga a salir de la habitación junto con él-. Tiene que estar bien...

EL CÓDIGO QUE NOS UNE (Edición Final) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora