19

32 5 16
                                    

Odio mi trabajo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Odio mi trabajo. ¿Ya lo había dicho antes?

No hay nada más aburrido y tedioso que trabajar en una cafetería por las mañanas. Viendo a las mismas personas de siempre ordenar exactamente lo mismo todos los días antes de encaminarse al trabajo o la escuela. Es tan rutinario todo, que sé exactamente lo que van a ordenar desde el momento en que cruzan la puerta. Así que, cuando la hora pico de la venta de cafés termina, lo único que me queda es entablar una conversación con Kaycee, si no quiero terminar picándome los ojos por desesperación.

-Te lo digo, un cambio de actitud completamente súbito -le cuento sobre mi cita de anoche mientras limpio la vieja máquina de capuchinos.

Esto se ha vuelto una costumbre entre nosotros, cada que salgo con una nueva chica, es una nueva historia para contarle al día siguiente en el trabajo y ella siempre consigue descifrar como acabará la relación luego de una semana, basada únicamente en la manera que fluyó la primera cita.

-¿Qué le dijiste? -comenta.

-Nada, sólo intentaba encontrar algo en común con ella o algo así, pero apenas pregunté algo, ella se puso como loca y de pronto se quiso ir -contesto y ella se ríe.

-Quizás estás perdiendo el encanto y ella realmente no está interesada en ti -se burla contando el dinero de la caja registradora. Por un momento, cruza miradas con un cliente sentado en una pequeña mesa en la esquina del local cuando alza la voz sin darse cuenta.

-Nah, no es eso. Le gusto, estoy seguro, solo es algo... reservada -digo intentando convencerme de ello y entonces Kaycee se gira para mirarme a la cara.

Tiene la apariencia y personalidad con que imagino a un típico duende de Navidad: hiperactiva, dulce e imposible de callar una vez que abre la boca. Su cabello rizado y pelirrojo le da a su cabeza un aspecto que parece como si estuviera en llamas, y sus diminutos ojos azules se entrecierran debajo de sus gigantes gafas circulares como si estuviera analizándome todo el tiempo.

-¿La besaste?

-No -confieso-. Aún...

-¿Cómo fue que no sucedió eso? -me cuestiona.

-Te dije que se puso toda rara -me encojo de hombros-. Además, tiene una hermana que se esfuerza por volver eso imposible...

Una sonrisa burlona aparece en su rostro cuando balbuceo.

-No puedo creerlo, ¡te gusta esta chica! -se burla captando de nuevo la atención de nuestro visitante.

-No me gusta, solo no puedo tenerla, y eso está volviéndome loco -la evado-. ¿Notaste que ese hombre no está consumiendo nada? No debería estar aquí...

-Claro... cambia de tema Papasavvas -canta burlona cuando me dispongo a enfrentar a nuestro extraño acompañante que tan pronto me acerco a él, cierra la carpeta donde parecía estar haciendo anotaciones.

EL CÓDIGO QUE NOS UNE (Edición Final) ©Where stories live. Discover now