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Taehyung no se despegaba de la computadora ni por un segundo. A cada rato estaba tomando de un té —de lo primero que encontró sin fijarse de qué era— por el tremendo estrés que cargaba encima. Yeonjun tampoco paraba de mandarle mensajes, cosa que molestaba aún más, por lo que no dudó en silenciar su teléfono. Una vez tecleó un par de oraciones en su informe, lo mandó mediante correo electrónico a su jefe, posteriormente enviándoselo a Yeonjun y a un detective oficial quien es el encargado del caso sobre el cuadro robado.

Echó un suspiro pesado, apagando su computadora y tomando hasta la última gota de su té, es ahí cuando escucha como alguien detrás de la puerta intenta entrar hasta que finalmente ve como se abre. Jungkook acababa de llegar a casa.

El mayor había tenido un largo y pesado día, tan cansado y agotador que una vez vio a su novio, aquel cansancio desapareció por completo y con pasos rápidos se dirigió hacia él. Taehyung estuvo listo para levantarse si no fuera porque Jungkook lo sustuvo entre sus mejillas y empezó a devorar sus labios.

Taehyung trataba de seguirle el paso, aún más trataba de hacerlo cuando su caliente lengua se introdució en su cavidad bucal, creando así una guerra entre ambos musculos, provocando también pequeños sonidos de chasquidos.

Jungkook finalmente decidió separarse, pero Taehyung todavía quería más de él; más de esos besos, más de esas caricias, toques, más de él.

—Bienvenido... —dijo un Tae aturdido, sonando más a una pregunta que un diálogo normal.

El mayor rió bajito, luego depositó otro pequeño besito sobre sus labios.

Empezaba a acostumbrarse a vivir de esa manera.

—¿Qué tal te fue hoy? —le preguntó finalmente Jungkook quien dejó su mochila a un lado para empezar a quitarse la chaqueta.

—¿Bien? —oh bueno, no tan bien pero bien—. Ayer en la tarde se robaron un cuadro y el jefe me hizo responsable de traerlo de vuelta junto con otro compañero. Sin darme cuenta le dije que lo traería en una semana —musitó lo último, como si tuviera vergüenza de sí mismo por apresurarse en algo.

Jungkook lo observó de reojo por un momento, veía que estaba muy cansado y que necesitaba aunque sea descansar un poco, pero él no quería y tampoco podía.

—Mi compañero me regañó por eso, porque le puse fecha limite sin pensar bin en la situación. Cuando es un cuadro robado, es muy difícil que encuentren al ladrón y que lo devuelva. Tampoco hay copias —expresó.

—¿Y qué han hecho? —preguntó el mayor quien ahora se había sentado en la silla dle comedor, justo frente a Tae.

—Antes de que vinieras le mandé un informe al detective a cargo de la búsqueda que contiene la información necesaria para encontrarla mejor —el menor mordió sus labios, pensando profundamente en algo—. Pero si yo fuera el ladrón, por obviedad me daría cuenta de que cada cuadro de esa galería tiene un chip de rastreador, con lo cual, se lo quitaría sin pensarlo dos veces.

—Eso significa que dejó el rastreador en cualquier lugar del país siendo de trampa —supuso Jungkook.

—Exacto —luego de unos segundos pensando, decidió cambiar de tema—. ¿Y a ti, qué tal te fue?

—Fue demasiado cansado, ya hasta siento que me estoy quedando afónico de tanto cantar —carraspeó su garganta—. Me pregunto si el CEO sabrá que yo no soy el cantante principal.

—Más bien, al CEO le interesa la producción que pueda sacar de ustedes, no su salud como tal —dicho eso, Taehyung decidió levantarse al fin y estirarse, escuchando así como varios de sus huesos tronaban—. Igualmente, cantas muy bien.

Don't Leave Me; KookTaeWhere stories live. Discover now