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Taehyung aún no salía de casa, Jungkook se había ido primero porque tenía una reunión con el CEO de suma importancia. El de cabellos plateados tomó una manzana del frutero y salió de casa con el cuadro muy bien protegido en su espalda y un maletín en su mano derecha mientras mordía su manzana. Había salido más temprano de lo habitual a la empresa ya que deseaba andar por las calles en vez de tomar un taxi que lo llevaría al lugar en menos de veinte minutos, pero esos veinte minutos ahora eran sustituidos por una hora.

Gran hora para pedir misericordia y paciencia.

Taehyung subió con apuros al ascensor de la empresa, entrando de un pronto al salón de práctica, saludando a Jimin y sus acompañantes para dejar su maletín y, con pasos rápidos, rondó por los pasillos hasta llegar al despacho del CEO. Verificó la hora mediante su teléfono, ya hace más de dos horas que Jungkook estuvo con el CEO, por lo que tocar la puerta un par de veces no fue obstáculos para que éste le accediera la entrada.

—Señor, le traje el cuadro tal y como usted lo pidió —quitó el gran mantel blanco que cubría el canva, mostrando a todo su explendor el dibujo.

Ya tenía la idea desde mucho antes, justamente Jimin y sus amigas fueron las primeras en ver el avance y aún así, casi todo el dibujo había cambiado excepto los animales alrededor de una hoguera. Dos personas parecidas a unas hadas, mientras que la tercera tenía torso humano y patas de cabra, con unos cuernos muy grandes y una cola pequeña. Esos animales estaban bailando.

Sin embargo, uno de ellos, específicamente el de torso humano y patas de cabra, era diferente a todos:

Un sátiro.

Muchos podrían catalogarlo como un demonio, otros podrían como divinidad, mientras que Taehyung lo conocía por la mitología griega. Un clásico, un temido y con un insaciable apetito sexual.

Aunque, entre tanto hablar de la mitología, ¿cuál era la verdadera copia de quién si acababan siendo lo mismo solo que con nombres y tal vez definiciones un poco diferentes? Llegaba a ser lo mismo, con el mismo final.

Pero Taehyung no quería hacer un dibujo con un significado explícito, no; su intención era hacer un dibujo que reflejara la vida alegre de unos animales y que, a su vez, descubrieran la diversidad entre estos. Amaba los animales, también amaba la mitología y sus derivados, y qué mejor que fusionarlo todo y hacer su propio universo.

Ese maravilloso universo en el que solo existía él y su propio arte.

—Es un buen dibujo... —expresó tocando su mentón—. Pero... Los sátiros son seres mitológicos con apetito sexual, ¿por qué la necesidad de incluirlo?

No puede obligar a un artista a cohibir su imaginación, si lo hace, estaría matando una parte de su ser —expresó con seguridad—. Los sátiros muchas veces son manchados por, ya sea como seres mitológicos o como un pecado que nunca debió existir, pero más decidí incluirlo por eso mismo, porque son tachados por todos pero también, celebra por fin su libertad.

La libertad de ser visto y la libertad de poder ser escuchado. La libertad de no ser juzgado y la libertad de poder ser amado.

Esa era la libertad que los animales festejaban con tanta alegría.

Pues al parecer, el CEO quedó tan hipnotizado que a la hora de darse cuenta, cayó encantado bajo los efectos del artista llamado Kim Taehyung, alias Vante.

—Le pediré a alguien del personal que lo cuelguen por la pared de los pasillos, ¿te parece? —asintió gustoso—. Ya puedes retirarte, Kim.

Decidido a irse, el CEO nuevamente lo detuvo, diciendo lo siguiente:

Don't Leave Me; KookTaeWhere stories live. Discover now