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Taehyung despertaba después de diez horas durmiendo. Llevaba un día entero sin hacer nada y muy temprano en la mañana llamó a la galería de artes para decirle a su jefe que le diera una semana de reposo, ya que por orden médica debía reposar en casa.

Por primera vez en años, podía decir que se encontraba desesperado. Más que nada porque no quería que lo alejaran de Jungkook, y él no podía hacer nada para impedirlo. Y si utilizaba su inteligencia cerebral, lo único que provocaba era un severo dolor de cabeza incontrolable.

En ese momento, odió pensar tanto.

El aire acondicionador central estaba encendido, era más porque extrañamente el calor abrazaba su cuerpo de una manera anormal, que nunca antes había sentido.

Hasta que finalmente se dio cuenta cuando volvió a repasar lo que ocurrió ayer.

Emocionalmente no estaba bien, es por eso que, junto por su condición, se desmayó, y es por eso también que le dolía tanto la cabeza y su piel se encontraba muy sensible con leves ronchas.

Fue el momento en el que pensó en su abuela, en lo mucho que lo cuidaba y se preocupaba por él cuando se enfermaba gravemente, porque era muy raro verlo enfermo. No entendía porqué seguía pensando en su abuela cuando creyó y pensó que había cerrado aquella pequeña falta que le hacía.

Creyó haberlo superado.
Creyó haber pasado por otra etapa.
Creyó y creyó, pero lo olvidó.

Olvidó que cuando una persona se iba de su lado para más nunca volver, el vacío de su pecho, con el paso del tiempo, iba a volverse más grande.

Insoportable.
Asfixiante.
Deprimente.

Tan deprimente que recordaba sus momentos más felices con aquella persona, y solo podía morder sus labios. Tan asfixiante que sus recuerdos comían poco a poco su persona y no podía respirar. Tan insoportable como sentir el dolor en el pecho de una flecha al clavar.

Pero no lloró.

Él nunca lloró, solo se tragó el nudo en su garganta y continuó caminando.

Continuó como la monotonía de la vida.

Naces, creces, te reproduces y mueres.

Naces, creces, te reproduces y mueres.

Naces, creces, te reproduces y mueres.

Naces, creces, te estancas y mueres.

Naces, creces, vuelas, vives y mueres.

Así se convirtió su vida cuando se dio cuenta de que realmente necesitaba a alguien más para poder sobresalir. Necesitar un soporte cuando no podía más, necesitar escuchar a otros cuando no dejaba de pensar. Necesitaba y necesitaba hasta que al final llegó a temer si se iría como lo hizo su abuela.

Volvió a pensarlo: no puedo ni debo depender de otros porque el perjudicado seré yo.

El perjudicado sería él una y mil veces. ¿Por qué?

Porque las bombas nunca duraban para siempre.

Tragaban.
Aguantaban.
Explotaban.

Y como siempre hacía desde hace años, se traga a sus sentimientos. Los suprimía porque sabía que no podía arreglar nada mostrando su lado vulnerable

Ahora debía pensar en dónde debía quedarse mientras empacaba sus ropas. Si se quedaba en un hotel, el pago por días le sería más caro. No podía quedarse con ninguno de sus amigos porque le harían pensar que sería un recostado.

Don't Leave Me; KookTaeWhere stories live. Discover now