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Si había algo que Taehyung más amaba en sus horas laborales, era cuando tenía la oportunidad de tocar un canva y un pincel. Normalmente no podía porque debía de estar en la oficina verificando el papeleo o siendo de ayudante, pero eran pocas las veces que tenía un momento para él.

¿El problema? Kim Taehyung detesta llamar la atención.

¿El obstáculo? Está al aire libre donde muchos podrían apreciar su arte.

Amarró su delantal por la cintura, y dispuso a arreglar los colores que utilizaría en la paleta, además de eligir cuidadosamente el pincel que utilizaría. Estando el canva frente a él, con un pincel muy fino hizo trazos negros al azar. Todavía no tenía en mente lo que quería hacer, pero estaba seguro de que algo haría con ese lienzo.

Un artista... ¿Ser artista de verdad implica tener algo en mente? No. Tus emociones son la mente. Tu imaginación es la mente. Te controlan y dejas que todo fluya en un lienzo, papel, en donde sea, incluso en la misma pared de tu casa.

Y por eso Tae amaba más el arte. Podías expresarte sin necesidad de tener algo en mente.

—Fuiste muy rápido en conseguir el cuadro.

Yeonjun se acercó a su lado. Su mirada se dirigía al paisaje que les brindaba la amplia terraza. La vista era increíble a esas alturas, se podía ver a la perfección la carretera y a la misma vez, en otro lado, una gran montaña.

Sin embargo, la mirada de Yeonjun era más de indiferente que de felicidad.

—No iba a poner mi trabajo en juego —escuchó como el mayor chasqueaba la lengua.

—Es increíble que tan solo seas mi ayudante...

—Solo haz tu trabajo —Taehyung ladeó un poco su cabeza.

—¿Cómo lo hiciste?

—¿Qué insinúas?

—Nada —por un momento Tae sintió que titubeaba—. Es solo que es raro que de la noche a la mañana hayas conseguido ese cuadro, ¿no crees?

—Te lo dije —fue entonces cuando el de cabellos plateados se levantó. Estaba decidido a hacer algo que hace un año había hecho, y por muy loco que parezca, estaba un poco entusiasmado por hacerlo—: no voy a poner mi trabajo en juego por un cuadro que ni siquiera con ayuda en equipo se pudo conseguir.

Y entonces lo hizo. Dejó a un lado el pincel y estampó la paleta con manchas de colores diferentes sobre el lienzo. Lo embarró tan bien, en forma circular y de un arriba hacia abajo. La pintura era más roja que las diminutas manchas negras o un azul pastel, por lo que se formó un rojo un poco más opaco.

Yeonjun observaba espectante de todo las acciones del menor. No lo comprendía. Era difícil leer su mente o acciones. No comprendía como funcionaba, pero sí sabía lo que llegaba a molestarle.

¿Qué esperas del mundo? —le preguntó, finalmente alejando la paleta del lienzo, observando fugazmente su cuadro para dirigir su mirada al mayor.

¿Qué Yeonjun esperaba del mundo? Que respuesta más simple.

Un nada como también algo.

Taehyung asintió ante la respuesta. Lo aceptaba porque antes también pensaba así, y lo aceptaba más porque reconocía ese sentimiento de no esperar algo de un mundo que lastima y critica, pero también esperaba de alguien o algo que le hiciera cambiar esa perspectiva.

—Lo triste del mundo es que no puedes esperar algo grandioso —comentó Tae.

—No es mi culpa tener expectativas tan altas que muchos no pueden satisfacerme —el mayor frunció sus cejas.

Don't Leave Me; KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora