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Veía su rostro descansar encima de la almohada, sus delgados brazos estaban alrededor del suyo. No quería dejarlo ir, y mientras más intentaba alejarse, más lo apretaba contra su pecho. Llegó a estar preocupado durante toda la noche y parte de la mañana porque Kim Taehyung no solía ser alguien tan apegado a comparación de Jungkook, le extrañaba tanto que verlo dormir tan tranquilamente, no podía minimizar la preocupación.

Sus labios estaban entreabiertos, dormía plácidamente sobre él, como si nada en el mundo pudiera estropear aquella tranquilidad. La alarma de Jungkook había sonado hace veinte minutos y Tae ni siquiera se había dado cuenta. Se notaba que llevaba días sin dormir correctamente.

Sin embargo, se le olvidaba que Taehyung no podía dormir sin poder sentir a Jungkook. O más bien, sin sentirse cómodo durmiendo con alguien.

—Tae —llamó cariñosamente, pasaba las yemas de sus dedos sobre sus párpados y la deslizó hacia el lóbulo de su oreja—. Taehyungie, bonito, despierta —de ese mismo lugar, bajó hacia su barbilla, en donde jugó subiendo y bajándola—. No quieres llegar tarde al trabajo, ¿no? Vamos, levántate —con su pulgar e índice, acarició las comisuras de sus labios para luego apretarlas varias veces, provocando que sus labios hicieran una forma de pico, causándole gracia.

El más joven se removió de la cama, soltando una pequeña queja porque más que nunca el brazo de Jungkook se sentía muy cómodo. Era su almohada favorita. Sin deseo, abrió sus ojos, encontrándose con las orbes oscuras y brillantes de su pareja. Jungkook le sonreía de oreja a oreja, amando verlo despertar desorientado. Taehyung se dio cuenta de que otra vez, sin darse cuenta, tenía su brazo aprisionado contra sí, así que se alejó un poco de él para que pudiera tener movilidad.

—¿Dormiste bien, pequeño osito? —bromeó.

—Mejor que con los ronquidos de Jimin, sí. Extrañaba esto —dijo al estirar su cuerpo.

Cuando quedó otra vez frente a él, Jungkook tomó el atrevimiento de besas sus labios. Fue un beso sin llegar a ser profundo, uno en donde sus labios encajaban a la perfección.

—Buenos días —deseó el mayor, ya alejándose.

—Buenos días, Jungkookie —por última vez en el momento, volvió a besarlo.

Taehyung se incorporó en la cama. Todavía no había olvidado lo ocurrido de ayer. Había sido tantas emociones que ni siquiera tuvo la oportunidad de poder canalizarla, poder encontrar una solución a todo y que su mente no se viera tan perjudicada.

Al final el único perjudicado fue él. Era el único que en silencio se aguantaba todo, un todo que parecía infinito, y un infinito que parecía inmortal.

Por esa misma razón, cuando tuvo la necesidad de estar con Jungkook la noche anterior, no pensó que volvería a ser tan dependiente. Nunca pensó que debía recurrir hacia alguien para que pudiera calmarlo. Cuando finalmente se dio cuenta, fue muy tarde para tener que retractarse y crear una nueva corteza independiente.

Todo independiente necesita ser dependiente.

Todo dependiente debía ser independiente.

¿Cuál es la razón? Alguien independiente debe contar con alguien para no tener que saturarse. Por el contrario de alguien dependiente, que necesita salir de su zona de seguridad en donde recurre a ayuda de otros, depende de otros en muchos sentidos, pero se ve incapaz de valerse por sí mismo.

¿Llegaba a ser malo? Si no existía un balance, sí

Por esa misma razón, Taehyung no se lamentaba tanto, ya que estaba bien mientras no fuera un hábito. Quería compartír todos sus momentos con Jungkook, y trataba con todas sus fuerzas de ser más abierto, más expresivos en sus sentimientos.

Don't Leave Me; KookTaeWhere stories live. Discover now