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Habían pasado cinco días desde que Taehyung prometió tener el cuadro antes de que pasara la semana. Empezaba a ser desesperante que todas las respuestas que obtenía eran escasas porque no encontraban ni un rastro del ladrón. Y por si fuera poco, su insomnio no ayudaba en su descanso.

—Tae, debes parar aunque sea un momento.

—Si me detengo ahora, el trabajo se acomulará —le respondió sin despegar su vista del monitor.

—Pero si no lo haces, te dolerá la cabeza —a partir de eso el menor tecleó la última palabra acompañado de un punto y observó a Jungkook, este lo observaba con seriedad.

Su torso estaba desnudo, aún virgen de tatuajes que en un futuro planetaría hacerse más en esa parte, solo que había un pequeño piercing en su pezón derecho. El mayor tocó esa parte y rascó suavemente, comenzaba a picarle.

Taehyung se levantó, guió a Jungkook hacia la cama haciéndolo sentar en la orilla, buscó una crema sobre su mesita de noche —gracias su enfermedad—, y volvió hacia el tatuado para sentarse sobre su regazo a horcajadas. Aplicó un poco de la crema en la punta de sus dedos, dirigiendo estos hacia su pezón que con delicadeza esparció la crema. Jungkook se vio obligado a retener su respiración por el repentino frío tocar esa parte, pero la forma con en la que Taehyung lo aplicaba, hacía que el frío fuera disminuyendo más.

—¿Te duele? —le preguntó el menor con un susurro.

—No mucho, solo me pica a veces —Jungkook acercó su cabeza hacia el cuello del menor en donde fue repartiendo varios besos.

Taehyung también acarició el piercing que se situaba en aquella perturberancia. Le parecía un bonito diseño por más que fuera simple. Pero bueno, estamos hablando de Jeon Jungkook, a ese hombre nunca se le ve nada mal.

Taehyung le permitió aún más el acceso de su cuello. En pocas palabras, le estaba diciendo que podía hacer lo que quiera con él, y claro, sabía que él no le haría ningún daño. Sin embargo, la mirada fugaz que el menor le envió al mayor, fue suficiente para sentirse excitado.

Jungkook pensaba que Taehyung no llegaría sentirse incómodo o tal vez inquieto por la situación, pero la realidad es que se encontraba verdaderamente nervioso porque sería el primer encuentro de una manera sexual y tal vez indirecta. El mayor en vez de depositar esos pequeños besos húmedos, ahora fueron sustituidos por pequeñas mordidas al igual que lamidas por todo su cuello, hasta que una gran succión hizo que Taehyung abriera un poco su boca sin llegar a hacer ningún sonido.

Por primera vez en su vida podía decir que se estaba excitado como debería de ser.

Las peligrosas manos de Jungkook recorrieron por toda la camisa del menor, aún sin dejar de chupar su cuello. La camisa empezaba a estorbarle el paso, así que con un poco de desespero Jungkook le quitó la camisa blanca. Apreció por un momento su pecho desnudo, no estaba tan fornido como el suyo pero era más que hermoso.

—Sigo pensando que extraño tu barrigita —tocó su plano vientre. Su piel era tan blanda y a la misma vez tan lechosa que sus dedos se deslizaban sin mucho esfuerzo en el.

—Por mi propia salud, tenía que hacer ejercicio —rodeó sus brazos al rededor de su cuello.

—Entonces te perdono si fue por tu propia salud —con sus manos sostuvo la cintura de Tae, no era tan pequeña como la de Jungkook, pero si que unas curvas tenía.

Taehyung agachó un poco su cabeza, llegando hasta el oído del pelinegro y con un peligroso susurro le dijo:

No necesitaría tu permiso para hacer algo que sería por mi propia salud.

Don't Leave Me; KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora