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Habían pasado seis días desde que Taehyung empezó a vivir con Jimin. Dada su idea al principio, en realidad no le desagradaba del todo.

Por momentos pintaba con Jimin, por otros lo dibujaba mientras practicaba sus bailes, en algunos ambos intentaban cocinar y por un descuido, Jimin casi quemaba el sarten porque la hornilla prendió en llamas.

Así que aprendió que, si reunirse con Jimin diariamente era un caos, vivir con él era algo tan anormal que se le hacía divertido.

—Tae, un tal Choi Yunyun está llamando la puerta.

—Choi Yeonjun —corrigió.

Girando hacia el menor que se levantaba del sofá con pequeñas manchas de rosa en su cara, expresó asombro.

—¿Acaso estás haciendo lo que estoy pensando? Ya sabes, cuernos, poliamor...

—No.

Fue tan inmediata su respuesta, con tal seriedad en su rostro, que Jimin pensó mejor en hacer otro tipo de broma porque a Tae no le gustaba esa.

—En fin, los ciervos no cenan solos. Estaré en el baño por si necesitas algo. Puedes dejarlo entrar sin problemas.

—¿Insinúas que puedo molestarte mientras estás en el baño? —tomó el pomo de la puerta, listo para abrirla.

—Oh, vamos, ¿qué puede salir mal mientras yo me baño y tú utilizas el inodoro? Somos amigos del alma, ¿lo olvidas?

Dicho eso último, Taehyung abrió la puerta. Yeonjun lo recibía con una pequeña cajita dorada, pensaba que se trataría de un regalo para él.

—¿Qué haces aquí?

—Vaya recibimiento para alguien que no vez desde hace seis días.

—Ayer te dije esta dirección no para que vinieras de sorpresa porque esta no es mi casa.

—¿Sabes que tuve un atasco en la carretera por más de dos horas en venir hacia aquí y darte esto? —meneó la cajita—. Pero como te estás comportando como un viejo, no te lo voy a dar y me iré por donde mismo vine. Adiós.

Yeonjun se dio la vuelta, caminando a paso lento y mirando de reojo a Taehyung. Este estaba recargado en la puerta mirándolo con una sonrisa divertida.

—Sabías muy bien que me comportaría así contigo y tu plan es hacerte el importante. Buena estrategia, Choi Yeonjun. Puedes pasar.

El mayor pasó por su lado para entrar a la casa. El aroma a canela era tan potente que el mayor tuvo que fruncir su ceño. Yeonjun miró al peliplata esperando una explicación por las cajas, o más bien, por todo.

—¿No me tienes tanta confianza como para decirme qué ocurre en tu vida? —Taehyung no contestó, solo se sentó en el taburete frente al caballete para continuar con su pintura.

—No eres mi pareja como para tener que contarte cada cosa mínima que me pasa.

—Yo podría...

—Choi Yeonjun.

La tensión era palpable entre ellos. Taehyung empezaba a sentirse incómodo porque cada vez que terminaban así, era por una razón en específica que entre ellos sabían. Estados Unidos había sido le país del inició, pero Corea del Sur sería el país del final.

—Si solo viste a eso, entonces puedes irte.

—También a esto —le entregó la cajita—. En realidad, no es un regalo  mío, sino de Huh Min Yeon. Es una nueva clienta, quiere que tú personalmente la atiendas.

Don't Leave Me; KookTaeWhere stories live. Discover now