Melisa estaba sentada sobre una roca del río, Stevenson le daba instrucciones como: "tienes que visualizar lo que quieres hacer" o "visualiza y luego hazlo"
El profesor estaba agotado y estresado, se podía ver en su rostro, de un lado tenía a Melisa quejándose por el agua fría del río y por otro a William que en vez de acelerar el crecimiento de una enredadera le estaba gritando como si fuera a contestarle; Connor y Sheila solo reían ante esa escena.
-No te va a contestar es solo una planta- dijo entre risas Sheila.
-¡Pero no crece!- se quejó mientras se ponía de pie- ¡La voy a arrancar a ver si le gusta!- Sheila soltó una risa y William se quejó en un grito agudo.
El profesor miró a Sheila indicando que siga practicando junto a Connor. La pelirroja dejó de burlarse de William, e hizo lo que Stevenson le dijo; ellos al contrario de los demás, estaban trabajando en conjunto, Connor creaba una llama en sus manos y Sheila hacía que esa llama bailara.
Después de tres horas haciendo cosas pequeñas, como había indicado Stevenson, Sheila se colocó en el círculo que había quemado Connor, acercando las manos a su pecho una brisa de viento acompañada de pequeñas hojas revoloteaba entre sus dedos, la brisa movía su corto cabello; respiró profundamente y extendió su mano derecha al frente, llevando esa brisa a las copas de los árboles que estaban a su alrededor; las hojas se movían lentamente, la brisa bajó hasta el piso levantado polvo, hojas e incluso insectos.
William no ocultó su sonrisa de admiración y felicitó a la pelirroja, Stevenson por lo contrario no prestó mucha atención, lo que a Sheila no le molestaba.
-¡A la mierda! Ya me cansé- se rindió Melisa mientras salía del río- ¡No sirve! Tres horas, ¡tres horas sin hacer nada!
-Primero cálmate- sugirió Stevenson; la pelinegra pateo la enredadera de William, pasó su mano sobre su cabello y soltó aire de manera exagerada.
-No, no me pidas que me calme- dijo Melisa con la respiración agitada mientras apretaba el collar que tenía la piedrita negra con su mano-. Yo estaba bien antes de que llegaras a decirme que soy adoptada, que mis padres verdaderos eran una especie de personas con poderes y que están bien muertos, dijiste que hay dos locas que nos quieren matar y ni siquiera sabes si ellas nos encontrarán mañana o dentro de un año y si viene mañana o dentro de una semana yo no estoy lista y tampoco lo estaré, así que no me pidas que me calme sabiendo que puedo morir mañana- continúo ocultando su tristeza y desesperación en una sonrisa falsa y demasiado sarcástica-. Yo no quiero que me maten.
Stevenson se acercó a la joven la tomó de los hombros para tranquilizarla un poco pero era en vano ya que la pelinegra se alejó bruscamente; Sheila al ver ese comportamiento alejó al profesor y se quedó en su lugar.
-Oye- susurró; la pelinegra puso ojos sobre ella aún con la respiración acelerada-, rompiste la plantita de William, ahora le va a llorar como un bebé- Melisa sonrió tímidamente y se calmó un poco-. Gracias, esa sonrisa es más hermosa de lo que me imaginaba.
Todos estaban observando en silencio hasta que Sheila les hizo una seña y volvieron a lo suyo.
-Enseguida vuelvo- informó a Sheila en tono bajo; la pelirroja solo asintió con la cabeza mientras Melisa se iba a la cabaña.
-¿Quieres que te acompañe?- preguntó mientras tomaba un mechón de su cabello y lo metía atrás de su oreja. La chica negó con la cabeza-. Okey.
Melisa, sin decir nada más, dio media vuelta y se dirigió al interior de la cabaña.
-Tengo una duda- dijo William al profesor-. ¿De qué me sirve hacer que crezca una planta?
-Primero se aprende a caminar y después a correr, Lafebvre- el joven no dijo nada y se acercó al suelo para ver su enredadera, estaba dañada así que solo pensó en curarla, pero lo único que obtuvo a cambio fue un pequeño movimiento.
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Guerra de Elementos [#1]
FantasíaDespués de la derrota de las brujas, Adira y Yassaria, los últimos guerreros de los cuatro elementos siguen desapareciendo de una manera misteriosa, lo que confirma las sospechas del Guardián de los mundos de que nunca las vencieron. Buscando la man...