Noche de brujas

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El treinta y uno de octubre llegó y el entrenamiento de los últimos días había sido muy pesado así que como era el cumpleaños de Lorena, el profesor les dejó el día libre, no había mucho para hacer en ese lugar así que se dedicaron a cocinar lo que se les ocurriera.

La amistad entre Melisa y Lorena se arregló y estaban feliz por ello.

Ese día rompió su rutina y la pasó muy bien, algo que le pareció extraño a ella misma ya que era muy rutinaria.

A pesar de estar rodeada de amigos extrañó a su papá y a su tía y a su prima pequeña, una lágrima calló por su mejilla al recordar todos los cumpleaños anteriores que pasó junto a su pequeña familia.

Pero se dijo que ahora tenía otra, una más extraña y grande, era una familia con varias nacionalidades, una familia de adolescentes que se la pasaban peleando por tonterías, una familia que entrenaba todos los días para vencer a un par de brujas, una familia que controlaba los elementos y con un chico que compartía sangre con el hombre que los juntó. Eran una familia viviendo en el medio del bosque a la espera del momento indicado para derrotar a las brujas y volver a casa.

-¿Cómo dijiste que se llama eso?- preguntó William mientras Melisa sacaba una bandeja del horno.

-Empanadas, y si no te gustan nos vamos a llevar mal, no mentira, es chiste, chiste.

-No es chiste- le susurró la ojiazul cuando se dirigía a la heladera para sacar una jarra de agua y otra de jugo de naranja natural.

Sheila esa noche se encargó de hacer ensaladas, Melisa hizo empanadas porque eran la comida favorita de Lorena y lo único que sabía hacer, Peter hizo pizzas pero solo sacó dos porque una se le calló al suelo antes de ponerla a hornear y William puso la mesa y preparó el jugo.

Melisa quería molestar a William entonces no le sacó los ojos de encima, el chico no entendía porque lo hacía pero tenía los ojos bien abiertos y trataba de no mirarla, cuando sacó una empanada de la fuente y la chica lo dejó de mirar soltó una risita y la pelinegra también.

-Eres bruja- bromeó Peter.

-Que haya nacido el treinta y uno de octubre no me hace bruja- se defendió-; aunque mi prima le dijo a todos sus compañeros que era bruja… nadie quiso ir a la casa durante semanas- confesó y los demás rieron con ella por su anécdota.

Terminaron de comer cerca de las once de la noche, todos se fueron a dormir y Peter se quedó recogiendo la mesa.

-Hoy me toca lavar a mí- dijo éste cuando notó que Lorena bajó a ayudarlo-, el viernes te toca a vos.

-Pero te quiero ayudar- insistió.

-No, hoy es tu cumpleaños. Te vas a dormir- la chicha abrió la boca para protestar pero no dijo nada-. Feliz cumpleaños, Lore.

-Gracias- respondió al pie de las escaleras-, y no te vuelvo a ofrecer mi ayuda.

Peter rio y llevó los platos hasta la mesada de la cocina para después comenzar a lavarlos mientras cantaba una canción de Queen por lo bajo.

-"And another one gone, and another one gone

Another one bites the dust…"

-No sabía que cantabas- dijo Connor apoyado en la mesada con los brazos cruzados sobre su pecho.

El rubio dio un pequeño saltito por el susto que se llevó y fulminó con la mirada al chico cuando trató de reírse.

-No vi cuando llegaste- dijo finalmente.

-Sí, me di cuenta- se quedó en silencio observando al rubio y éste lo miraba de reojo cada tanto.

-¿Qué quieres?

Guerra de Elementos [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora