La solución

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La noche había llegado y Peter ya tenía preparada su jarra de café, nadie se atrevía a decirle nada, tuvieron un bello día y no lo querían arruinar con un conflicto, pero tampoco iban a dejar que Peter se lastimara de esa manera.

Él subió a su habitación y Melisa lo siguió, con ella no se había peleado nunca, nunca desde que llegaron a la cabaña. Tocó la puerta y el chico le dio permiso para que pasara, ella no quería iniciar una pelea o que él se enojara pero su intención era preguntar qué es lo que le pasaba, y esa misma acción por parte de Lorena fue la que causó que el desapareciera toda una tarde.

-¿Qué pasa?- preguntó amablemente el rubio mientras se sentaba en la orilla de la cama, Melisa no dijo ni hizo nada-. ¿Estás bien? Si necesitas algo yo-

-No, yo estoy bien- interrumpió, caminó a la cama y se sentó al lado de Peter, como si el supiera que va a pasar no levanta la mirada, se mantiene viendo sus zapatillas-, tú ¿estás bien?

-¿Solo podrían dejar de fingir que se preocupan por mí?- soltó ignorando su pregunta-. Y no digas que no estás fingiendo, ya han usado ese truco antes.

-No, no estoy fingiendo, de verdad me preocupas y es irónico porque a vos nunca te preocupó el daño que causaban tus comentarios.

Peter automáticamente la miró, al parecer había olvidado todo que le hizo cuando era pequeño; Melisa ya era fuerte y si la atacaban ella se defendía, era difícil herirla sin salir herido, pero nunca se detuvo a pensar en el daño que le hizo a esa niña de primaria, el chico estaba a punto de abrir la boca cuando nuevamente escuchó la interrogante:

-¿Estás realmente bien?

-No- respondió apartando la mirada, antes de que la pelinegra hiciera otra pregunta éste prosiguió-. Estoy cansado y tengo miedo.

-¿A qué?

-A dormir, cada vez que cierro los ojos veo la muerte de mis padres- Melisa abrió la boca para decir algo pero luego la cerró, decidió no preguntar sobre ese tema y escucharlo-. El recuerdo es como un tsunami y yo soy un barco en medio del mar, cuando todo sucedió la ola me golpeó tan fuerte que me arrastró con ella- se le hizo un nudo en la garganta así que tragó grueso-;y de alguna manera logré salir a flote pero ahora me quiere hundir nuevamente... y lo está logrando- su voz se quebró-, yo no quiero perderme en ese mar.

Melisa sigue sin saber qué decir y en lo único que piensa es en abrazarlo, Peter no intenta alejarla, por el contrario, la abraza con fuerza, no la quería soltar, él nunca había abrazado a alguien que no haya sido su mamá, de alguna manera Melisa hacía que él la recordara.

No entendía por qué decidió abrir su corazón con la chica que antes molestaba día tras día, "remordimiento" le gritó su conciencia, quizá tenía razón, quizás lo hizo para quitarse un poco de culpa por lo que le ha hecho; pero compartir lo que sentía hizo que se sintiera mejor, un poco más aliviado.

Después de unos minutos Peter decidió terminar el abrazo, frotó sus ojos que estaban llenos se lágrimas no derramadas con los puños cerrados, le regaló una sonrisa de labios cerrados a Melisa y ella se la devolvió, se puso de pie y tomó la jarra de café que estaba en la mesita de noche.

-Intenta dormir, piensa en otra cosa, cuenta ovejas- el rubio soltó una risa-, o en lo que quieras, pero duerme.

-¿Y si vuelven?

-Encontraremos la forma de que se vallan- respondió, se dirigió a la puerta y la abrió-. Todo estará bien- dijo antes de cerrar la puerta a su espalda.

La chica bajó a la cocina para dejar la jarra de café sobre la mesada para después dirigirse a la sala y sentarse en el sillón al lado de Connor, todos la estaban esperando para que les cuente lo que le sucedía a Peter, ella dudó un momento pero se convenció de que era por su bien.

-...debe estar sufriendo- dijo Lorena cuando la pelinegra terminó de contarles todo lo que pasó.

-Es obvio que está sufriendo- habló Connor por primera vez en la noche-, si ni siquiera quiere dormir.

-¿Qué deberíamos hacer?- preguntó William.

-Es una idea loca, pero le podemos decir a Stevenson- ofreció Lorena, todos la miraron confundidos-. Ya vimos lo que puede hacer, quizá pueda ayudarlo.

Todos pensaron por un momento y se miraron entre ellos, al parecer la idea no era tan loca.

-Está bien, hay que ir a buscarlo- dijo Sheila, nadie se movió-. ¿Nadie piensa ir?- silencio sepulcral-. Bueno, William ¿puedes ir a buscarlo?

-¿Por qué yo? Son las diez de la noche y me da miedo salir, está oscuro... ¿Por qué no vas tú?

-Bueno ya, ni que se fueran a morir- dijo Connor mientras se ponía de pie-. Voy yo- informó y desapareció a través de la puerta.

Después de cinco minutos apareció nuevamente con el profesor, éste no parecía haber estado durmiendo, no se veía enojado, era obvio que estaba preocupado.

-¿Dónde está?- preguntó mirando para todos lados, ni siquiera les dio tiempo para que le contaran lo que sucedía, aunque ya era obvio que le contó Connor.

-En su cuarto durmiendo... espero- respondió Melisa.

El profesor subió las escaleras y entró a la habitación de Peter tratando de no hacer ruido, el cuarto estaba levemente iluminado gracias a que la ventana estaba abierta y la luz de la luna entraba por la misma; el chico estaba envuelto en sus sábanas, la cama notablemente desordenada demostrando que se movió demasiado antes de quedarse dormido, cuando Stevenson se acercó pudo ver que su respiración era rápida y estaba sudando; sin pensarlo dos veces se puso de rodillas a una orilla de la cama y sus ojos se volvieron azules. Él ya estaba en su mente.

Efectivamente Peter estaba teniendo la pesadilla otra vez; el niño se protegía atrás de su padre cuando Stevenson se apareció en el sueño del rubio y comenzó a alterarlo, o mejor dicho a bloquearlo.

No lo borraría de su mente, sino que lo sacaría de sus sueños, ese recuerdo no se iría para siempre, solo aparecería cuando Peter quisiera, lo que hizo fue algo simple, "eliminar ese recuerdo de sus sueños"

Cuando salió de la mente del menor éste aún estaba dormido, su respiración se normalizó y dio media vuelta para quedar boca abajo, su cabeza aún estaba en dirección al profesor; el mismo acomodó las sábanas para que lo cubrieran bien, ya que la noche era fría, todavía no entendía porque dormía con la ventana abierta, luego vio a una pequeña ardilla sobre la almohada y entendió, sonrió un poco y cerró la ventana.

Abrió la puerta de la habitación y se dirigió a la sala donde lo esperaban lps demás.

-Listo

-¿Solo "listo"?- preguntó Lorena haciendo las comillas con sus dedos-. Díganos que le hizo.

-Sólo bloquee el acceso a su mente de ese recuerdo cuando él no tiene el control- fruncieron el ceño con confusión-, es decir, en los sueños.

El profesor caminó hasta la puerta y se retiró dejando a los demás con demasiadas preguntas.

El reloj ya marcaba la medianoche, y como nadie tenía pensado ir a dormir Sheila dio la orden, todos la obedecieron en silencio, nunca la habían visto enojada y no lo querían averiguar, ella parecía ser una mujer de carácter fuerte, pero en todas las peleas vividas desde que llegaron a la cabaña notaron que tenía paciencia.

Guerra de Elementos [#1]Where stories live. Discover now