Antes de la batalla

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Después de cambiarse de  ropa, Melisa bajó a la cocina y en abrió un cajón llenos de trapos, los arrojó al piso y al fondo habían dagas con la funda, tomó una y la metió en su bota, dejando parte del mago para poder agarrarla cuando la necesite.

-Dame una- dijo Peter a sus espaldas, la chica le puso una en la mano y él la introdujo dentro de la manga de su chaqueta-. Gracias.

Sheila bajó con William y Connor, Peter los miró uno a uno y extendió las manos para que se acercaran, Melisa tomando su mano derecha y Connor la izquierda, los otros dos guerreros cerraron el círculo y en menos de un segundo aparecieron dentro de la biblioteca donde Stevenson los esperaba.

-¿Tienen sus collares puestos?

-Sí- respondieron los guerreros al mismo tiempo.

El profesor hizo un gesto con la mano para que lo siguieran y entraron a la habitación con las puertas que te llevan a los territorios. Ahora las puertas sí tenían picaporte, era dorado y daba la impresión de que brillaba.

-Bien, cada uno a la puerta de su elemento- dictaminó el profesor y todos se movieron menos él y Peter.

Ningún guerrero se movía, los cuatro estaban de espalda a la puerta esperando la orden para entrar.

-Yo voy al territorio de agua con Melisa- dijo el profesor y caminó en dirección a la chica-, y Peter, te vas con Connor- el chico se acercó al guerrero y ahora todos miraban al profesor-. No olviden el plan, nadie sale de su escondite hasta que les dé la señal, ¿entendido?

-Sí- contestaron casi al unísono.

-Nos vemos del otro lado- saludó y abrió la puerta, entró él primero y luego Melisa.

Cuando la chica cruzó la puerta el símbolo que estaba en la misma brilló y cuando desapareció su brillo también, la puerta se cerró y el picaporte también.

-Suerte- deseó William y cruzó su puerta, que hizo lo mismo que la otra.

La pelirroja les dedicó una mirada silenciosa indicando que ellos se vallan primero; le hicieron caso, Connor abrió la puerta y entró seguido por Peter. La chica los vio desaparecer y cruzó su puerta.

Sheila apareció en el bosque, la salida del portal estaba en un gran árbol viejo, su tronco era ancho y tenía tallado el símbolo del elemento aire en su corteza, a pocos pasos había una casa de madera que parecía abandonado, así que corrió y entró, la puerta no tenía cerradura.

La casa por dentro era más deprimente, estaba llena de polvo y la luz no estaba demasiado presente porque todas las ventanas estaban tapadas con cortinas viejas y rotas, en una esquina había una cama pequeña y una cuna antigua, del otro lado había un horno antiguo, y también había una mesa con una silla y otra silla de bebé.

Se acercó a la ventana que estaba en la parte de enfrente de la casa, se arrodilló y por la parte inferior miró hacía afuera, ella sólo veía ruinas de casas entre ese bosque, muy a la distancia, y buscando el lugar perfecto en la ventana, se distinguía el templo.

William apareció en la habitación de una casa, la salida del portal estaba en un armario, el chico caminó y llegó a la sala, se agachó inmediatamente cuando notó que las ventanas no tenían cortina y que esa casa estaba más cerca del templo.

Gateó hasta llegar a la ventana y asomó la cabeza, la construcción del templo tenía muchos escombros alrededor y sólo estaba de pie una parte, era circular, alto y tenía varías columnas, en los espacios libres habían cadenas que tenían el papel de ser las paredes, supuso. Entrecerró los ojos para ver mejor y distinguió el trono que Peter había dibujado alguna vez.

Cuando vio movimiento en el templo se agachó y arrastró hasta la puerta, pegó su espalda a la misma y se quedó allí hasta que el profesor diera la señal.

Connor y Peter aparecieron atrás de una gran roca, el territorio de fuego estaba completamente quemado y no había nada de pie, ahora no había humo como la otra vez, pero cada vez que había una oleada de aire levantaba cenizas y los chicos tenían que cubrirse la cara con el pliegue del brazo para evitar inhalar ese polvo.

-¿Cuál es la señal?- susurró Connor.

-No tengo idea, hay que esperar- respondió con el mismo tono de vos.

Melisa y el profesor aparecieron en una cabaña flotante sobre el agua, tenía cuatro ventanas en lo alto, una en cada pared. El profesor le hizo una seña para que se agachara y la chica se sentó en el suelo con la espalda pegada a la pared, el profesor hizo lo mismo cerca de la puerta.

-Cuando salga, tú te quedarás aquí y no saldrás por nada del mundo.

-¿Y Lorena?- preguntó, su amiga no salía de su cabeza desde la mañana.

-Es probable que la tengan en el templo, si logras acercarte lo suficiente la sacas y la traes hasta aquí.

Una hora antes…

Azael y Lorena aparecieron en el templo, el portal se cerró a sus espaldas y la mujer que estaba sentada en el trono se puso de pie, le daba la espalda a los chicos.

-En menos de una hora los demás van a llegar, Adira- dijo el ojiazul-, tenemos que apurarnos.

La bruja se dio la vuelta y los miró, Lorena retrocedió instintivamente, nunca la vio en persona y ahora que lo hacía notó que aquella mujer irradiaba poder; llevaba una falda negra abierta al medio que dejaba ver un pantalón rojo y botas hasta las rodillas, una remera mangas largas del mismo color que la falda y un chaleco negro encima.

“Al menos no es como Azael" pensó Lorena refiriéndose a que el niño estaba completamente de negro, incluso tenía guantes de cuero.

-Azael, ve con tu madre- ordenó Adira con un tono firme y éste abrió un portal y se fue sin decir nada.

La mujer se acercó con un paso lento a Lorena, cuando estuvieron cara a cara la chica tuvo que elevar la mirada ya que la mujer era más alta.

-Lorena, estoy muy orgullosa de que decidas ayudarme.

-Tú te metiste a mi mente- acusó.

-Sí, pero estás aquí voluntariamente, ¿o me equivoco?

Lorena bajó la mirada y respondió:

-No- Adira la tomó por el mentón y la obligó a subir la cabeza.

-Nunca bajes la cabeza.

La ojiazul asintió y la bruja se acercó a las paredes de cadena y veía sin mirar el territorio de fuego cuando Azael volvió a salir de un portal.

-Ella quiere hablar contigo- informó y la bruja se volteó.

-Lorena, ve a cambiarte- abrió un portal- cuando termines te metes aquí- abrió otro portal a su lado- y te quedas, así empiezas el plan. Azael, ya sabes qué hacer.

El niño asintió, corrió las cadenas con sus brazos y salió en dirección al territorio de tierra, cuando Lorena se metió al primer portal Adira entró por el portal que creó Azael y luego lo cerró.

Guerra de Elementos [#1]Where stories live. Discover now